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miércoles, 31 de agosto de 2011

Las insospechadas simpatías de Zannini (Argenleaks en La Nación)

"Cada vez que el embajador ha hablado con él, Zannini ha estado notoriamente más relajado y abierto. Su reciente viaje a Minnesota parece haberlo alentado a cierta admiración hacia ciertos aspectos de la sociedad estadounidense a pesar de haberse criado en un ambiente antiestadounidense del izquierdismo argentino." La cita pertenece al cable 165.438, escrito en agosto de 2008 por funcionarios de la embajada norteamericana en Buenos Aires y revelado a la prensa por WikiLeaks, el portal creado por el activista australiano Julian Assange.+/- Ver mas...

Recopilados por el periodista Santiago O'Donnell en el libro Argenleaks , publicado por Sudamericana, este y otros cables reflejan la sorpresa que despertaron en los diplomáticos estadounidenses los cambios del secretario de Legal y Técnica Carlos Zannini, uno de los hombres más influyentes del entorno de Néstor y Cristina Kirchner. No llegó a definirse como "desenfadadamente pro Estados Unidos", como lo hizo el ministro de Economía, Amado Boudou, o insinuó el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, pero las flamantes simpatías de Zannini hacia EE.UU. llamaron la atención del embajador Earl Wayne. O'Donnell analiza la mirada del gobierno norteamericano sobre los Kirchner, Hugo Chávez, Amado Boudou y Guillermo Moreno, además de figuras de la oposición y el ataque a la AMIA, entre otros temas que suscitan interés.

Publicado en La Nación el 31 de agosto de 2011

AMIA: insólito pedido de disculpas de un fiscal a EE.UU. (Adelanto de Argenleaks en Clarín)

El fiscal especial que investiga el atentado de 1994 contra el edificio sede de la AMIA, Alberto Nisman, se disculpó ante la Embajada de los Estados Unidos, tres años atrás, por no haberles avisado que pediría la detención del ex presidente y actual senador Carlos Menem por presunto desvío de la pesquisa en los primeros años de la causa. Además, que había adelanto al Gobierno su decisión.+/- Ver mas...

Los datos surgen de los miles de correos electrónicos interceptados y difundidos por el sitio de internet wikileaks y merece uno de los capítulos de un libro de reciente aparición sobre este tema escrito por el periodista Santiago O’Donnell, dedicado a los mails que tienen que ver con la Argentina titulado “ArgenLeaks”.

Nisman estaba “especialmente interesado en disculparse” habida cuenta que la noticia de su pedido se había conocido en coincidencia con la presencia en el país del director de la Oficina Federal de Investigaciones de ese país (el FBI), John Pistole, y que, por ende, tomó de sorpresa a los norteamericanos. Las palabras encomilladas surgen de mails del entonces embajador estadounidense, Earl Anthony Wayne. “Nisman dijo varias veces que no pensó que la visita se conectaría con su anuncio. Dijo que pedía muchas disculpas y que agradecía el apoyo y la ayuda del gobierno de los Estados Unidos y que de ninguna manera quería socavar eso”, escribió Wayne en el correo electrónico hackeado por wikileaks y publicado en el libro de O’Donnell. El gobierno estadounidense estaba interesado en focalizar la investigación contra los ex funcionarios iraníes a los que el propio Nisman ya había acusado dos años atrás, según surge de ese cable confidencial.

“En los últimos días, funcionarios del Departamento de Legales de la embajada le han recomendado a Nisman que se enfoque en los perpetradores del ataque y no en el posible desmanejo de la primera investigación. Semejante acción sólo confundiría a los familiares de las víctimas y distraería la atención de la caza de los verdaderos culpables”, afirmó Wayne en ese envío a sus superiores del Departamento de Estado, en Washington.

Nisman justificó su decisión por la información que había surgido tras el levantamiento del secreto de información reservada en manos de la Secretaría de Inteligencia (SI, ex SIDE). “Dijo que (los documentos) mostraban que funcionarios del gobierno argentino habían estado en contacto con el cónsul legal iraní, Moshen Rabbani, así como con varias cuestionables figuras islámicas argentinas de origen sirio. Nisman dijo que la comunidad judía había presionado mucho”, escribió Wayne.

Publicado en Clarín el 30 de agosto de 2011

Argenleaks en "La Mañana" de Víctor Hugo"




lunes, 29 de agosto de 2011

Entrevista y adelanto de Argenleaks en "Bajada de Línea" con Víctor Hugo



Emitido por Canal 9 el 28 de agosto de 2011

Infiltrados - Por Santiago O’Donnell


Los WikiLeaks nacieron de un choreo. De un tipo que hoy está en la cárcel y la está pasando muy mal: el soldado Bradley Manning. Dicen que su único ejercicio es caminar en una habitación vacía. Lo del choreo no está probado, pero parece que saben que fue él y pueden demostrarlo, aunque no pueden sacarle a quién le pasó la merca. Los documentos sustraídos son cientos de miles de cables, correo militar de las guerras de Irak y Afganistán, y despachos diplomáticos de todo el mundo del gobierno estadounidense. Millones de empleados públicos como el soldado Manning podían acceder a ellos desde sus computadoras. Llegaron a un tipo que maneja un sitio seguro para hackers llamado WikiLeaks, que se encargó de difundirlos por el mundo.+/- Ver mas...


Hablamos, tomamos café y su ayudante me mostró un documento para publicar WikiLeaks en Página/12. Llamé al diario, firmó y firmé dos copias, una para cada uno.

Era mi primer viaje a Europa, pero no podía pasear con los documentos. Aunque después me di cuenta de que podría haber googleado el lugar, o seguido la huella de los paparazzi, el viaje había sido una película de espías. Llegué siguiendo instrucciones trianguladas por teléfono desde un país sudamericano por un miembro de la organización, que a su vez se comunicaba vía chat encriptado con la gente del castillo.

Me entregaron un pendrive y me dijeron que la clave para abrir los archivos me la darían en Buenos Aires. Me dejaron en la estación de Beccles media hora antes de que pasara el último tren. Esa noche, mi única noche en Europa, no quise salir para no toparme con ningún espía. Pasé la noche en un hotel de Londres durmiendo con el pendrive en el bolsillo, por las dudas, para que no entre nadie en el cuarto y me lo reemplace cuando me ganara el sueño. Al día siguiente paseé por el Támesis con el pendrive en el bolsillo, me tomé un tren y volví a Buenos Aires. Cuando me llegó la clave y los pude abrir, no lo podía creer. Dos mil quinientos diez cables partiendo de o con destino a la embajada estadounidense de Buenos Aires, todos ordenaditos en planillas de Excel.

Es cierto, los cables están llenos de chismes, recortes de diarios e historias archiconocidas. Sólo dicen lo que cuenta un montón de gente que piensa de determinada manera. Pero no hay duda de que son reales. Además son verosímiles en tanto que la gente que aparece en ellos, al no pensar que está hablando en público, tiene menos razones para mentir.

Cinco meses después de empezar a leerlos puedo decir que los WikiLeaks están manchados desde su origen, por más que venerables instituciones del periodismo como The New York Times, The Guardian, Le Monde, El País, La Jornada, Página/12 o Editorial Su- damericana los hayan pasado por el laverrap de la credibilidad y la respetabilidad.

Manchan a los estadounidenses y a los argentinos. A quienes los chorean, a quienes los reparten, a quienes los escriben, a quienes los editan, a quienes los publican y a quienes los leen. ¿Querés saber lo que dicen los poderosos entre cuatro paredes en la sede local del país más poderoso del mundo? Bancátela. Ya cruzaste la línea.

El archivo O’Donnell

En los últimos años, siempre en calidad de periodista, asistí a varios cócteles en la residencia del embajador estadounidense y cubrí tres o cuatro videoconferencias en la embajada.

También almorcé un par de veces, junto con otros periodistas, con distintas jefas de prensa de la sede diplomática. Una vez me invitaron a la embajada junto con un grupo de alrededor de una docena de periodistas para opinar sobre las elecciones que acababa de ganar Obama. Me acuerdo de que estaban Alfredo Leuco y Mónica Gutiérrez porque eran los más famosos.

Nada de eso, por supuesto, aparece en los cables filtrados por WikiLeaks. En cambio aparezco mencionado en veintiuno de ellos como el autor de diversas columnas de opinión escritas en Página/12, que los cables citan. Son unos 18 mil caracteres, divididos en diecinueve citas (dos cables repiten lo mismo) de mis columnas. La extensión de las citas varía entre un párrafo y una página. La mayoría es de la segunda mitad de 2006 y principios de 2007, cuando recién empezaba mi columna.

La primera vez que me levantaron un texto, en julio de 2006, el cable me describió como el autor de “un artículo de opinión”. A la semana siguiente me subieron a “columnista”, después a “columnista internacional” y “columnista político”, hasta llegar a mi mejor momento. Entonces fui promovido a la categoría de “analista internacional”. Fui “analista internacional” tres veces, después me bajaron y volví a ser “columnista internacional”.

Salvo un par de excepciones, para los cables siempre escribí en “el diario inclinado-hacia-la izquierda Página/12”, mientras otros colegas lo hacían en el “diario líder Clarín” o el “diario de centro Perfil” o el “diario ‘de registro’ (por confiable) La Nación”.

En agosto de 2006 fui a una videoconferencia en la embajada con el subsecretario Tom Shannon. A propósito de sus comentarios críticos sobre Cuba, escribí: “No es fácil promover una guerra contra el terror y la democracia multipartidaria, todo al mismo tiempo”, y mencioné algunas contradicciones que veía entre el discurso y las acciones del gobierno de Bush. Esa vez, Página/12 se inclinó del todo y pasó a ser “el diario izquierdista Página/12”.

Mi primer artículo que levantaron en los cables se refería a la situación en Cachemira. Nunca me imaginé que a la embajada podrían interesarle mis lejanas observaciones al respecto. Después me tradujeron distintas opiniones, especialmente sobre Irán, pero también sobre las guerras en Irak y Afganistán, la política interna en los Estados Unidos, Chávez, Brasil, la pena de muerte, las relaciones bilaterales y la política exterior K.

A partir de 2008 decae el interés en mis columnas y la embajada empieza a citarme sólo un par de veces al año. La última columna mía que citan es de febrero de 2010. Parece que mucho no gustó porque en el cable yo pierdo todos mis títulos y Página/12 pierde su identidad ideológica: Santiago O’Donnell también escribió un artículo de opinión en Página/12 (1/31), criticando las políticas del presidente Obama durante el último año, que han sido entre “malas y desastrosas”.

La Wikiguerra y el wikialiado

La Wikiguerra empezó el día que un soldado llamado Bradley Manning, asignado al área de inteligencia del ejército, sustrajo información de una red que compartían 500 mil empleados del gobierno de los Estados Unidos y esa información llegó a WikiLeaks, un sitio fundado por un ex hacker que se dedica a publicar documentos secretos. Entre los cientos de miles de cables sustraídos por Manning había documentos sobre las guerras de Irak y Afganistán; y como ninguna guerra es prolija, la información dejaba mal parado al gobierno estadounidense. También había cables diplomáticos llenos de opiniones positivas y negativas sobre distintos hechos y personas, salpicados con jugosos detalles desconocidos. Las opiniones negativas, miles y miles de ellas, y los datos desconocidos, justamente porque lo que no se dice en público suele ser lo más comprometedor, dejaban al gobierno de los Estados Unidos en una situación incómoda.

Para responder a esta amenaza, el gobierno hizo dos cosas. Por un lado bajó línea por medio de sus voceros autorizados para que aseguraran que la información era puro chisme, y ordenó a los demás empleados que no hablaran del tema. Por otro lado, el Pentágono contrató una importante firma de abogados y lobbistas y una reconocida consultora de seguridad –que es, además, una de las principales contratistas de las fuerzas armadas y de las agencias de inteligencia– para atacar a WikiLeaks. A su vez, la consultora de seguridad subcontrató ciertas tareas a un grupo de empresas especializadas en cibercrímenes de alta tecnología. Esas empresas presentaron planes como el lanzamiento de una campaña de desinformación, filtrando documentos truchos de WikiLeaks y denunciándolos después. O trabajar en las redes sociales para obtener información sensible sobre los miembros de WikiLeaks para explotar sus debilidades. O perseguir a todas las personas que hicieran donaciones a WikiLeaks porque las transacciones financieras son más fáciles de rastrear.

¿Y cómo sabemos todo eso? Porque WikiLeaks tiene un aliado. En realidad tiene el apoyo de toda la cultura pirata de Internet, miles y miles de militantes del ciberanarquismo que se unieron, primero, para defender la descarga de música, después de libros, cine, deportes... y ahora de secretos. Pero, puntualmente, WikiLeaks tiene el inestimable apoyo de un grupo de hackers llamado Anonymous que velan por la libertad en la web. Estos hackers tienen fama de poder atacar cualquier sistema informático que se propongan. Cuando Visa, MasterCard y PayPal cerraron sus cuentas para procesar las donaciones a WikiLeaks, Anonymous lanzó un ataque cibernético devastador contra esas compañías.

Bueno, resulta que una de las empresas subcontratadas para atacar a WikiLeaks tenía un presidente al que le gustaba hablar demasiado. En una entrevista dijo que no le resultaría difícil penetrar en la organización de WikiLeaks y que, de hecho, ya lo había logrado con Anonymous, y que había identificado a los líderes del grupo de hackers. Anonymous respondió con un comunicado: dijo que este señor había querido robarse la miel. Al hacerlo, había alterado la colmena y ahora las abejas lo iban a picar. Al mismo tiempo, el grupo subió a la web un archivo completo con todos los e-mails y documentos internos de la empresa, e incluyó un motor de búsqueda para facilitar las cosas. Por medio de esos textos nos enteramos de la ofensiva del Pentágono para ganar la Wikiguerra.

Mientras tanto, Manning sigue preso en una cárcel militar de Virginia. Lo habían acusado de robar secretos del gobierno o algo así, una felonía castigada con no más de cinco años de cárcel. En realidad, esa imputación era una excusa para ganar tiempo. Después le sumaron los cargos de espionaje y colaboración con el enemigo, delitos penados con la muerte, aunque el fiscal aclaró que no va a solicitar la pena capital. Lo que buscan, además de una pena ejemplificadora para Manning, es que el soldado entregue a Julian Assange, el fundador de WikiLeaks. Los estadounidenses todavía no saben cómo los documentos obtenidos por Manning llegaron a WikiLeaks.

Pero para condenar a Manning por traición, aun con toda la presión del gobierno para que así ocurra, la fiscalía la tiene muy cuesta arriba. Encontrar el vínculo entre Manning y Assange sería apenas un primer paso. Después hay que demostrar que WikiLeaks es un enemigo. Ahí chocan con los grandes medios y con el lobby por la libertad de expresión. Porque Assange no robó nada. Hizo algo que siempre hicieron los medios: publicar información secreta. Por eso lo buscan por crímenes sexuales, en un caso muy raro en el que el supuesto delito ocurrió como parte de relaciones consensuadas. La Justicia británica aceptó el pedido de Suecia y ha ordenado su extradición.

Los cables siguen dando la vuelta al mundo y cada vez más medios los usan. El relato del embajador estadounidense sobre la vida corrupta del dictador tunecino disparó un alzamiento que se extendió a toda la península arábiga, derrocando o poniendo en peligro a un importante número de aliados no democráticos que los Estados Unidos tienen en Africa y Medio Oriente.

Las noticias más recientes dicen que la Cámara de Comercio de los Estados Unidos y el Bank of America se sumaron a la Wikiguerra del Pentágono con recursos propios, después de que Assange le dijera a la revista Forbes que tenía información que podría hacer caer a “un importante banco americano”. Para completar el panorama, el diario británico The Guardian y el estadounidense The New Times, los dos medios que más se beneficiaron con las revelaciones de WikiLeaks, publicaron sendos perfiles del fundador de WikiLeaks en los que describen a Assange como un paranoico perseguido, sin mencionar los planes del Pentágono para acabar con él.

El tercero en discordia

Daniel Domscheit-Berg, 35 años, alemán, experto en seguridad informática. Empezó a trabajar en WikiLeaks con su fundador, Julian Assange, casi desde el inicio, y fue el vocero de la organización entre noviembre de 2007 y septiembre de 2010. Se alejó para fundar su propio sitio web, Open–Leaks.org. En un libro de reciente publicación, Dentro de WikiLeaks (Roca), Domscheit-Berg cuenta la cocina de los tres años que pasó junto a Assange divulgando miles de documentos secretos de todo el mundo.

Entrevistado por videoconferencia en Barcelona, el balance que hace de sus años en WikiLeaks es agridulce. Por un lado, dice que Assange es genial y carismático; por el otro, dice que es un egomaníaco que se cree James Bond. Acusa a Assange de falta de transparencia, pero no por ser deshonesto sino por no compartir información. Dice que es arbitrario, caprichoso, machista y que no le importa nada, pero le dedica todo su libro. Y dice que el dinero que recaude el libro será usado para costear un sitio basado en las ideas fundacionales de WikiLeaks. Aunque Domscheit-Berg asegura que profundas diferencias éticas y filosóficas lo separan de su ex amigo, queda flotando una sensación de pelea de cartel.

¿Cómo se puso en contacto con WikiLeaks?

–A través de un amigo escuché algo, fui al sitio web y leí acerca de su orientación y filosofía; me uní al chat room, así de fácil era en esos días, y empecé a trabajar en el proyecto. Yo tenía experiencia en temas de seguridad, venía de trabajar para una importante empresa estadounidense en seguridad de redes.

¿Cómo era WikiLeaks al principio?

–Eramos cinco o seis, cada uno trabajaba en su casa. No había financiamiento, no había jerarquías, no había organización. El proyecto lo hacíamos voluntarios de distintas partes del mundo, unidos por una filosofía.

¿Y cuál es esa filosofía?

–La idea de un mundo más accesible y transparente fue lo que atrajo a todos los que formamos parte del proyecto. La posibilidad de crear una herramienta global en tiempos en que las fronteras nacionales se diluyen. La globalización de las comunicaciones y la seguridad nos ha acercado mucho; 200 milisegundos separan a Barcelona del rincón más pobre del mundo. WikiLeaks ofrece un potencial tremendo por la manera en que podría crear una comunidad utilizando esta herramienta de comunicación, en tiempos en que los medios tradicionales retienen información por presión de las corporaciones.

¿Qué fue lo que lo separó de Assange?

–Todos invertimos nuestro tiempo, energía y dinero en el proyecto. Para diciembre de 2009, el sitio se había vuelto muy popular. Habíamos publicado los mensajes de texto (de autoridades estadounidenses) del 11/5. Dos meses antes habíamos publicado los documentos de la crisis bancaria en Islandia. Tuvieron mucha difusión y mucha gente se acercó al proyecto, pero no recibimos donaciones. Entonces decidimos cerrar el sitio el 23 de diciembre para convencer al público de que nos apoye, y anunciamos que lo reabriríamos si recibíamos donaciones para armar el proyecto de manera apropiada. Inmediatamente recibimos muchas donaciones en 2010, suficientes como para mantener el proyecto en funcionamiento. Cuando tuvimos el video del helicóptero Apache (que muestra a soldados estadounidenses disparando sobre civiles, entre ellos a un camarógrafo de la agencia Reuters), Julian quiso venderlo por un millón de dólares. Fue la primera disputa que tuvimos. Julian quería ir a toda máquina y llenarse de dinero como una estrella pop, y nosotros queríamos ir más despacio y construir el proyecto paso a paso, sobre terreno sólido. Ahí empezaron las diferencias. En el verano de 2010, la cosa se puso peor cada día que pasaba. Nos llamó miserables, desagradecidos e idiotas de chat room. Decidió que él era el fundador, filósofo, programador y financista de WikiLeaks. Dijo que no podíamos criticarlo, que él era el líder y no podíamos desafiar su liderazgo. Sentí que era imposible seguir trabajando con él.

¿Qué otras peleas tuvieron?

–Te doy dos ejemplos. En el verano de 2010 publicamos los cables de la guerra de Afganistán. El se tomó un avión (a Londres) y negoció con The Guardian, The New York Times y Der Spiegel que tacharía los nombres de los informantes en situación de vulnerabilidad. A nosotros no nos dijo nada hasta un día antes de la publicación; se había comprometido a tachar los nombres, pero había pasado todo el tiempo dando entrevistas y llevando la vida de una estrella de rock. Cuando le preguntamos sobre eso, nunca contestó. El día anterior a la publicación reapareció en el chat y nos dijo: “Ah, sí, hay que editar 90 mil documentos y lo tenemos que hacer esta noche”. Después retuvo 14 mil documentos a pedido de The New York Times para proteger a los informantes, pero nos dijo que él mismo había elegido los documentos. Se la pasaba mintiendo. Te doy otro ejemplo: en 2009 conseguimos la información de más de 5 mil tarjetas de crédito con nombre, número y código de seguridad, todo lo necesario para usarlas. Tardamos dos semanas en convencer a Julian de no publicarlas, porque a él no le importaba lastimar a la gente. Quería transparencia total, revelaciones absolutas, sin tener en cuenta las consecuencias.

¿Y cuál es el criterio de WikiLeaks para publicar información?

–El criterio de Julian es “información de potencial relevancia ética, histórica o política”. El problema es que los errores ocurren cuando la persona responsable no escucha, no permite que lo critiquen, no rinde cuentas y se maneja de manera autónoma con los medios. La frase preferida de Julian es “no necesitás saber eso”.

¿Cómo se produjo su ida de WikiLeaks?

–El desencadenante fue la acusación judicial en Suecia contra Julian (por abuso sexual). Todos pensamos que debió reaccionar de manera distinta a la acusación, pero se abusó de su poder como líder del proyecto WikiLeaks al involucrar a la organización. Publicó un comunicado en nombre de la organización, diciendo que tenía razones para pensar que la CIA estaba detrás de todo. Nosotros le habíamos aconsejado que tomara una licencia para defenderse y después volver a WikiLeaks para no comprometer a la organización, porque, a decir verdad, las acusaciones no nos sorprendieron.

¿Qué quiere decir con eso?

–Bueno, tengo que ser cuidadoso, ya que estoy patinando sobre hielo muy fino, no puedo decir mucho. Digamos que Julian es muy arrogante y chauvinista, y tiene un concepto muy anticuado de cómo deben ser las relaciones entre el hombre y la mujer. Al mismo tiempo es muy brillante y encantador, y ésa es una combinación peligrosa.

Respuesta de WikiLeaks

Hola Santiago,

Leímos con desconcierto la entrevista que mantuviste con Domscheit-Berg el miércoles pasado. WL considera las alegaciones de dicha entrevista falsas y gravemente difamatorias. Para tu conocimiento, actualmente el señor Assange está en procesos iniciales de comenzar acciones legales contra Domscheit-Berg por comentarios similares en otros medios.

Publicado en el suplemento Radar de Página/12 el 28 de agosto de 2011

Entrevista en Nacional Rock adelantando Argenleaks

Entrevista en Nacional Rock al periodista Santiago O'Donnell con motivo de la publicación de su último libro, ArgenLeaks, que estará a la venta desde el 1 de septiembre.

Click aquí para escuchar el programa

Argenleaks, Clarín y el diario del Tío Sam - Entrevista y adelanto de Argenleaks en Tiempo Argentino

Esta semana, llega a las librerías Argenleaks (los cables de Wikileaks sobre la Argentina, de la A a la Z), libro del periodista Santiago O’Donnell, editor de temas internacionales de Página/12. Con una dilatada trayectoria en medios gráficos y fino olfato de investigador, O’Donnell viajó a Londres para entrevistarse con Julian Assange apenas estalló el escándalo de los cables secretos del Departamento de Estado de los EE UU revelados en el sitio WikiLeaks. Su libro reúne todo el material desclasificado que habla sobre la Argentina, de sus políticos y funcionarios, y también de sus empresas, entre ellas, el Grupo Clarín y sus negocios.+/- Ver mas...

Estos últimos cables demuestran varias cosas: que en su cobertura del affaire el diario de Héctor Magnetto censuró aquello que podía perjudicarlo, publicando en cambio sólo lo que perjudicaba el gobierno kirchnerista; que la embajada y el Departamento de Estado lo consideran un diario poco serio aunque influyente en el ánimo público, y que los acuerdos entre el gobierno de los Estados Unidos y el monopolio comunicacional argentino son muchos más profundos de los que se suponía, e incluyen el lobby coordinado en negocios concretos que beneficien a empresas de su país, como es el caso de la disputa por la norma de la TV digital, donde la Argentina finalmente –como casi todo el Mercosur– optó por la norma japonesa, en contra de los intereses de los Estados Unidos. Parte de esa fina y reservada alianza entre Washington y Magnetto había quedado al desnudo cuando Tiempo Argentino reveló que el ex embajador Earl Wayne admitía tener a un “grupo de periodistas cautivos” al servicio de su sede diplomática, según el cable 2345, del 14 de diciembre de 2007. Pero el libro de O’Donnel, con destino de best seller asegurado, abunda en detalles hasta ahora desconocidos. Entrevistado en el programa Mañana es hoy, de Radio Nacional, el autor dijo lo siguiente:

–¿Cómo se te ocurrió hacer este libro?
–Cuando salieron los WikiLeaks me contacté con ellos, firmé un contrato con Julian Assange, que me dio un pendrive y me vine para la Argentina con los 2000 documentos.
–¿Qué opinión te merece Assange?
–Para mí, el tipo es un genio, y la tiene muy clara para estar peleándose con el Pentágono, el Banco Sudamérica y con la Cámara de Comercio de los EE UU, y contra todos los millones que están poniendo. Me parece que con cuatro laptops y con cinco amigos alrededor del mundo hizo algo notable.
–¿Confías en el material?
–Yo tengo 2000 cables del Departamento de Estado. Son oficiales. El gobierno de los Estados Unidos los admite como propios. The New York Times los peinó de arriba a abajo, lo mismo El País de España y el francés Le Monde.
–¿Por qué aparece Clarín en esos cables?
–Lo primero que hace el embajador estadounidense en la Argentina por las mañanas es mirar la tapa de Clarín. Hay un montón de cables que no salieron en ningún lado. Están mencionados Magnetto (CEO), José Aranda (vicepresidente), Kirschbaum (editor general) diciendo, entre otras cosas, que el gobierno nunca va a sacar la Ley de Medios, que Mariotto iba a fracasar en el intento, que después de la paliza electoral de 2009 Cristina se iba a echar atrás, que muchos gobiernos intentaron derrotar al diario, pero que Clarín es el único que tiene poder para derrumbar un gobierno. Quedan en evidencia los negocios comunes que tienen, y es muy interesante ver qué opinan sobre Clarín: dicen que son buena gente para ganar dinero pero que el periodismo que hacen no les gusta, y los critican porque siempre están inventando alguna cosa para hacer pelear a los EE UU con el gobierno.

Desde el lunes, en todas las librerías, un nuevo material para confirmar que el Tío Sam tiene un diario en la Argentina. Prometedores los párrafos dedicados al censor de Clemente en la dictadura, Joaquín Morales Solá, y el besamanos cotidiano de periodistas, empresarios, políticos (oficialistas y opositores) que pasan por Palermo, donde está la sede diplomática estadounidense, para pedir y dar letra con la impunidad de los que creían estar a salvo de las infidencias. Hasta este libro. El de un periodista.

Publicado en Tiempo Argentino el 28 de agosto de 2011

Buenos y malos - Por Santiago O’Donnell


El resultado de las políticas de prevención de genocidios de las Naciones Unidas está a la vista en Libia. Cuando los rebeldes tomaron Trípoli esta semana y los corresponsales finalmente pudieron entrar, según cuentan, se encontraron con un panorama poco alentador. Cadáveres en las calles (foto). Niños manejando ametralladoras. Cada barrio bajo el control militar de un jefe de distinto color, y un “gobierno de transición” reconocido por las potencias occidentales que no controla nada y que está formado mayormente por los mismos tipos que hasta hace unos meses ocupaban destacadas posiciones en el gobierno de Khadafi. Completan la alianza triunfante los jefes tribales islamistas cercanos a Al Qaida y los lobbistas de las petroleras, entre otros. Khadafi en pleno repliegue táctico, agazapado, listo para lanzar la contrainsurgencia si no lo agarran antes, en cuyo caso tiene varios hijos preparados para ocupar su lugar.+/- Ver mas...

Digo prevención de genocidio porque esto empezó hace seis meses cuando fuerzas de Khadafi abrieron fuego a mansalva contra una multitud de manifestantes desarmados que habían llenado la Plaza Verde, poco después de la caída de Ben Alí en Túnez y poco antes de la de Mubarak en Egipto, dos países vecinos. Porque a veces las cosas se confunden. Primero Khadafi le disparó a su pueblo. Después vino la guerra civil y cuando los rebeldes estaban sitiados, porque Khadafi tenía muchísimos más fierros, y antes de que el líder libio pudiera extraer venganza, llegó el bombardeo de la OTAN. Entonces los rebeldes se armaron y la tortilla se dio vuelta. Hoy, los cadáveres que afean Trípoli son los de los mercenarios contratados por el dictador. Un tipo que alguna vez supo alumbrar una revolución socialista, pero que en algún momento perdió el rumbo y terminó cometiendo un genocidio.

Poco antes de que esto ocurriera, el catedrático de la UBA y Untref Daniel Feierstein publicó un artículo fundamental en el número de abril de la revista académica Genocide Studies and Prevention. Alertaba sobre la necesidad de cambiar el sistema de prevención de genocidios para evitar que vuelva a ocurrir lo que pasó en Irak, donde las dosis de gas mostaza que Saddam Hussein suministraba a los kurdos fueron reemplazadas por los racimos de bombas que los yanquis descargaron sobre toda la población iraquí. Nadie le dio bola y ahora estamos peor. En Irak, por lo menos, las masacres de Bush y Saddam estaban organizadas. Las que se vienen en Libia, por lo que se ve, van a ser un poco más desprolijas.

Bajo el título “Lo bueno, lo malo y lo invisible” Feierstein escribió que mientras las políticas de prevención de genocidios estén en manos del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el mismo organismo que usan las potencias para legitimar y legalizar sus invasiones y demás intervenciones armadas, entonces el resultado seguirá siendo el mismo: genocidio sobre genocidio. Es como querer apagar un fuego con nafta.

Como alternativa, el profesor señaló la importancia de fortalecer a los organismos regionales porque las potencias vienen, tiran sus bombas y se van, mientras los vecinos la ligan de rebote y no se pueden ir a ningún lado. Feierstein pone como ejemplo el rol positivo que jugó la Unasur para frenar amenazas golpistas en Bolivia y Ecuador y oponerse al golpe de Honduras, acciones que sin duda sirvieron para prevenir posibles genocidios en la región. Aunque no alcanzaran para prevenir la masacre de Pando o la caza serial de periodistas hondureños, de no ser por la Unasur es probable que el asunto hubiera sido mucho peor.

Explica el profesor, traducido del inglés: “La política estadounidense para la prevención de genocidios se lee como un cuento infantil o el guión de una producción hollywoodense clase B. Los ‘malos’ (los lobos) están cometiendo actos horribles contra civiles inocentes (los corderos) de puros malos que son, y sólo pueden ser frenados por los ‘buenos’ que visten el uniforme del ejército estadounidense. El problema es que este enfoque no sólo domina el discurso de los medios, sino que también se ha vuelto popular entre los académicos. Muchos estadounidenses bien intencionados, indignados por el sufrimiento humano mostrado por las cadenas televisivas, hacen llamados para que ‘cese el genocidio’ inmediatamente, a cualquier costo. Y porque los medios manejan una agenda política, esto se refiere a los abusos de derechos humanos en Sudán, pero no a los cometidos en Colombia o Sri Lanka. Sin embargo, esta política exterior basada en el marketing del ‘compre ya’ difícilmente pueda conducir a una discusión académica de un fenómeno tan complejo y contradictorio como es el asesinato masivo y sistemático”.

Lo que el profesor está diciendo es que mientras sea Estados Unidos el que decida qué es un genocidio, habrá genocidios malos y genocidios buenos, genocidios prohibidos y genocidios permitidos, y cuando se comenten masacres de los dos lados, como casi siempre sucede, a lo sumo sólo un lado será castigado.

“Por los enormes riesgos involucrados en las misiones de las fuerzas de paz, incluyendo la posibilidad de una escalada en el conflicto, la decisión de intervenir militarmente nunca debería ser tomada por una sola nación (agrego yo: ni por tres o cuatro), ni siquiera por los Estados Unidos. Sólo las organizaciones regionales tienen la legitimidad y la autoridad para tomar tales decisiones”, escribió.

Si miramos lo de Libia desde acá surge la importancia de la Unasur, nacida de la oportunidad y del talento de la generación dorada de presidentes latinoamericanos. Sigue el profesor: “Durante el período de la Guerra Fría América latina fue devastada por dictaduras militares apoyadas directa o indirectamente por el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Desde entonces, los países de la región se han embarcado en el proceso de apoderamiento político y reorganización regional. Una de las instituciones que emergieron de este proceso fue la Unión de Naciones Suramericanas, formada por doce naciones latinoamericanas. Llamativamente Unasur no aparece mencionada en el informe MARO (el informe anual de Naciones Unidas sobre Operaciones en Respuesta a las Atrocidades Masivas), en el que sólo figura un organismo regional, la Unión Africana”.

El desafío queda planteado.

Publicado en Página/12 el 28 de agosto de 2011
Imagen: AFP

viernes, 26 de agosto de 2011

Gracias María

Gracias a mi hermana, la gran periodista María O'Donnnell y equipo por un jugosa entrevista en "La Vuelta" de Continental.

Click aquí para oír el programa.

"La Vuelta"
Emitido el 26 de agosto por radio Continental

Adelanto de "Argenleaks" con Víctor Hugo Morales

Click aquí para oír la entrevista

"La mañana" con Víctor Hugo Morales
Emitido el 25 de agosto de 2011 por Radio Continental

Adelanto de "Argenleaks" en 6,7,8

Parte 1/4
+/- Ver mas...


Parte 2/4


Parte 3/4


Parte 4/4


"6, 7, 8"
Emitido por Canal 7 el 24 de agosto de 2011

Entrevista en "Con sentido público" y adelanto de "Argenleaks"



"Con sentido público"
Emitido por Canal 7 el 24 de agosto de 2011

domingo, 21 de agosto de 2011

Santi, nos conocimos en Dolores, muchos años ya. Che, leo con frecuencia tus notas (la de hoy sobre la Gran Bretaña, por ejemplo, y me parece que tu prosa está en un punto caramelo, ahì en la ubicaciòn justa entre los puntual y la soltura del lenguaje oral y con calle. Te felicito. Me gustaría invitarte en algùn momento, si es de tu agrado, a una clase con mis alumnos de la Universidad de Lomas, donde doy Periodismo Gráfico.

Eso. Abrazo y te sigo leyendo.+/- Ver mas...





Hola
Leí su artículo sobre la desnudez real inglesa y me enfoco en el párrafo final; a mi pobre juicio, el más sustancioso en términos prácticos para el interés argento.

Hace tiempo que Argentina podría haber empezado a ...negociar, en los términos que usted lo expone: conociendo al enemigo, ya sabemos que sólo negocia cuando debe probar su propia medicina, el axioma de Al Capone: "se consigue mucho más con una sonrisa amable y una pistola que con una sonrisa amable".
La pistola de estos tiempos dejó de ser una Remington o una Luger. La pistola de estos tiempos es mucho más letal y es una estrategia cuyo secreto está en aplicaría siempre, a toda hora, en todo lugar y por todos los medios. Es una gota que horada cualquier piedra, por imperial que sea: Acoso mediático y retorsión económica.

El acoso mediático es algo que la Argentina se lo aplica cada tanto al Reino, esporádicamente y siempre Argentina obtiene buen resultado. Pero aparte de ser insuficiente, la Argentina tampoco es constante.
La retorsión económica es lo que hasta ahora Argentina no aplicó y es lo que está faltando.

La argentina tiene el as en la manga, la carta ganadora. Qué espera o por qué no la juega, es el dilema.

Cordialmente,

Arq. Aurelio Horacio Bujaldon

La reina está desnuda - Por Santiago O'Donnell


No estuvimos ahí pero nos podemos imaginar porque somos argentinos. Un negro laburante llamado Mark Duggan baleado por la policía. La furia, partes de Londres, Manchester, Birmingham y otras ciudades inglesas en llamas. Cuatro días de saqueos a toda marcha, con la policía a reglamento y los políticos de vacaciones. Lo mismo que ya conocemos, pero con un toque inglés. Blackberries por celulares a tarjeta y en vez de vaciar un Coto te saquean una Reeves, mueblería que viene de los tiempos de la reina Victoria. Y no son los marginales como dicen los mano dura de la prensa internacional, son muchos más los que sienten que se están quedando afuera, o que simplemente están repodridos. Como Charlie Gilmour, estudiante de Cambridge, hijo del cien veces millonario David, guitarrista de Pink Floyd. Charlie marchó preso en diciembre pasado por tirarle piedras al principe Carlos y a Camila durante una protesta contra el aumento de las matrículas universitarias. O como Chelsea Ives, campeona de 400 metros llanos, modelo, embajadora olímpica de Gran Bretaña. La denunció su madre, que la vio por televisión tirarle un piedrazo a un patrullero y un ladrillazo a una vitrina de Vodafone. Esa noche, antes de caer presa, mandó por el feisbú en inglés guarro: “Los cerdos no tendrían que haber matado anoche. Entonces no estarían estallando. Las chicas van a robar. Bieeen! Pero es robar? Lo hacemos porque el dueño no se coje sus jarras de cerveza”. Fue su discurso de despedida. El comité olímpico anunció el martes pasado que Chelsea había cesado en sus funciones. O sea, la bronca está bastante extendida.+/- Ver mas...

Metieron presos a dos mil pibes y los está procesando el sistema judicial, que extendió su trabajo al sábado y domingo, por orden de los políticos que volvieron volando de sus vacaciones, incluyendo el primer miniistro conservador David Cameron, que estaba en Córcega. Pero los judiciales no están de ánimo para la patriada, porque este año recibieron un hachazo presupuestario en el orden del 20-30 por ciento, igual que los policías que tardaron tres días en prender sus mangueras y disparar sus balas de plástico para apagar el incendio.

Los jueces reparten penas durísimas. Según el Times de Londres, un estudio demostró que en promedio son el 25 por ciento más pesadas que lo habitual, en línea con el discurso cavernícola de los políticos, que tratan a los pibes como si fueran unos delincuentes que acaban de aterrizar de Marte, como si pensaran que si les dan con un caño los chicos no van a volver a romper todo, y ellos no van a tener que volver a laburar horas extra por el 80 por ciento de lo que ganaban el año pasado. Entonces se descargan con los hoodies, los jóvenes encapuchados.

Los policías tampoco están de humor. Debido al ajuste y la reducción del personal, el despliegue de 16 mil efectivos que fue necesario para calmar la furia se hace insostenible. Después del estallido, Cameron contrató como asesor al coimisario estadounidense que patentó la Tolerancia Cero, William Bratton. Pero como ya sabemos la cosa no se arregla así nomás. En los últimos cinco años murieron 333 personas bajo arresto en Gran Bretaña, sin que ni un solo oficial de la maldita policía haya sido arrestado o investigado. El mes pasado echaron al jefe de Scotland Yard por venderle data a los diarios de Murdoch. La cuenta ya la conocemos: gatillo fácil más corrupción, equivale a estallido.

Encima, los recortes de Cameron no fueron parejos. Los programas sociales y las zonas marginales recibieron la peor parte. Los distritos de Hackney y de Haringey, donde mataron a Duggan, que están entre los más pobres de Londres, sufrieron más recortes que los demás, por encima del diez por ciento, informó la revista Time. “Todos los programas de pasantías en las empresas, programas de inserción laboral, sufrieron recortes del orden del 75 por ciento. Cerraron los clubes de barrio donde los pibes iban a jugar al billar, mirar televisión, recibir entrenamiento para buscar trabajo, y ahora toda esa gente no tiene a dónde ir”, dice Guillermo Makin, analista internacional argentino asociado al Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Cambridge, al teléfono desde Londres.

Déficit, recorte, recesión, más déficit, más recortes, más recesión. Pasó con Thatcher en los ochenta y la gente salió a la calle a romper todo. Ahora lo mismo pero peor, porque el gobierno conservador apuesta a la inversión privada pero los bancos no sueltan un mango por la crisis con las hipotecas. Como si Keynes hubiera nacido en la China. El desempleo va en ascenso y ya roza el ocho por ciento, según el cálculo más conservador. Parece poco, “el perro que aún no ha ladrado” escribe Larry Elliot en The Guardian, pero hay dos millones y medio de británicos sin laburo. El ministro de Economía ya ajustó dos veces para abajo la cifra estimada de crecimiento anual, que ahora quedó por debajo de medio por ciento, en una economía que se contrajo el seis y medio por ciento en el último año y medio, sin contar que ya venían de la recesión del 2008 y 2009.

Pero lo que más molesta, me parece, es la desigualdad. Esto se ve en los ghettos y los castillos cuando viajás en tren desde Londres a la campiña. Según el índice GINI, Gran Bretaña es uno de los países más desiguales del mundo desarrollado, el cinco por ciento de la población acumula el 33 por ciento del ingreso.

Los recortes universitarios que los estudiantes intentaron resistir con violentas protestas este año están destinados a profundizar la brecha. “La enseñanza universitaria gratuita acá era una institución, un derecho adquirido desde la Segunda Guerra Mundial. A lo sumo, los alumnos de mayores ingresos tenían que sacar unos préstamos muy fáciles de pagar, porque recién se les cobraba cuando empezaban a ganar más de 25.000 libras (130.000 pesos) por año. Ahora les cobran nueve mil libras por año (63.000 pesos) por la matrícula y los estudiantes están furiosos”, explica Makin. Los recortes también golpean el área de defensa, otrora orgullo de la corona. El sueño gaullista de Thatcher y Blair de tener peso en el mundo se evaporó. Salieron corriendo de Irak y Afganistán. “Hoy Gran Bretaña no tiene portaaviones, el último fue desguazado hace unos meses. Encargaron dos, pero como no tienen presupuesto, en vez de construirlos en cinco años lo van a hacer en diez. Para entonces es posible que no tengan aviones para los portaaviones, porque los Harriers van a ser piezas de museo”, opina Makin. Shhhh. No digan nada. Ahora sí, el imperio se derrumba.

Vale la pena tomar nota de que el diario conservador Daily Telegraph, lectura de cabecera del establishment militar, publicó el 2 de agosto un artículo advirtiendo con tono alarmista que Argentina estaría construyendo un submarino nuclear. “De ser así, Gran Bretaña enfrentaría una tarea irremontable si la Argentina decidiera invadir las Falklands otra vez”, advierte el articulista.

Pensando en Malvinas, nunca es un buen momento para empezar otra guerra y lejos está uno de sugerir semejante barbaridad, pero no está de más tomar nota de la debilidad de los ingleses para empujarlos a negociar. Algo que el Gobierno viene haciendo, claro, pero por ahí ahora se puede un poco más.
Publicado en Página/12 el 21 de agosto de 2011

jueves, 18 de agosto de 2011

Te extrañábamos (Sobre "Nada es gratis")

Te extrañábamos O´donnell. Uso el plurar porque supongo que para muchos -como yo- el Página de los domingos no era lo mismo sin tus columnas. Bienvenido,

Saludos desde Córdoba, Juan+/- Ver mas...






Hola Santiago

me gustó tu artículo "Nada es Gratis" es un estupendo resumen de lo que está ocurriendo acá con la educación chilena.

Es cierto que más de la mitad de los estudiantes no terminan la universidad y el resto tarda en encontrar trabajo porque el sistema no está planificado de acuerdo a las necesidades del mercado laboral. Lo que quiero decir es que el sistema educativo chileno engendra la competencia necesaria sólo para que los "clientes" se acerquen a consumir educación; nada asegura que luego van a hallar el trabajo que satisfaga sus espectativas y les permita cubrir el endeudamiento. El endeudamiento es una burbuja que no va a tardar en explotar acá. Ya muchos economistas lo están advirtiendo. Te cito algunos "Marcel Claude" y "Rafael Garay" son algunos de los que suenan más,
y que están hablando acerca de esta burbuja de endeudados.

La capacidad para endeudarse ha producido en aumento en la cobertura; algo de lo que nuestras autoridades se sienten muy orgullosos. Cualquiera puede entrar a una universidad, sólo debes firmar unos "papelitos" en donde le vendes tu alma al "diablo Banco" y listo, ya estás dentro. En el fondo, son los bancos los que deciden quiénes pueden o no estudiar; basados naturalmente en criterios económicos, no educativos, ni menos pensando en una planificación del país. Es como si el futuro de muchos jóvenes estuviera concesionado a los Bancos; yo creo que ni Milton Friedman soñó un país como este, en donde está privatizado el futuro de la gente.

Ni hablar de la situación de muchos profesores universitarios; yo diría que en muchas universidades privadas el 80% tiene contrato a plazo fijo, es decir, lo contratan por semestre (marzo-julio / agosto-diciembre) y por un par de horas semanales; naturalmente esas horas de contrato varían de semestre a semestre así que los docentes deben correr de una institución a otra dando sus clases para juntar horas y no pueden
planificar sus vidas, porque nada les asegura que el semestre siguiente van a poder costear una casa. o un automóvil. Estos profesores tampoco tienen seguro de salud ni ahorro previsional para cuando jubilen; Ya puedes ir imaginando el compromiso de estos docentes para con las instituciones a las que "arriendan sus servicios".

No sé si conoces el libro de María Olivia Monckeberg "El negocio de las universidades chilenas" quizás ya lo leíste, en cualquier caso ahí está. Ella es periodista de la universidad de Chile y analiza los mecanismos con los cuales se hacen la guita los dueños de universidades privadas.

Me alegra mucho que la prensa de la hermana Argentina esté hablando de lo que pasa acá
en Chile con la educación y con los problemas sociales que arrastra consigo este modelito económico.

Para finalizar, sólo te hago una precisión académica de la lengua chilena... acá decimos "puta la güeá güeón, políticos culiaos, políticos concha de su madre" jajaja

un abrazo

César Sánchez






Se le olvidó informar que los estudiantes exigen también una reforma política; una Asamblea Constituyente y la re nacionalización de la gran minería del cobre y otros metales.

Saludos

Alvaro Rojas





Se agradece profundamente tu artículo. Es increíble que a veces desde afuera se tenga una visión tan clara de lo que sucede aquí adentro...gracias!! y por supuesto haremos correr tu artículo acá en Chile.
Tengo un Hermano en Austria, de hecho, él me envió esta página.
Hermano Argentino: mil gracias otra vez.

Alejando, un luchador más de este País.

domingo, 14 de agosto de 2011

Nada es gratis - Por Santiago O'Donnell

La crisis educativa de Chile tiene su historia, pero parece que recién empieza. Después de las manifestaciones masivas de la semana pasada los líderes estudiantiles anunciaron nuevas marchas para esta semana y la central obrera llamó a un paro general de dos días para el 24 de agosto, plegándose a las protestas.

El gobierno de Sebastián Piñera endurece su posición, insistiendo en tratar a los manifestantes como mocosos maleducados, vándalos que no entienden la tradición legalista chilena. Nada es gratis en esta vida, se encargó de recordar el presidente.+/- Ver mas...

Esto no empezó ayer. Después de veinte años de crecer al seis por ciento, después de superar a la Argentina en PBI, con el precio del cobre por las nubes, vino el reclamo por una educación que sea buena y gratis Como en Francia, como en Alemania, como en esos países desarrollados con los que le gusta compararse. Puta, cabrón, si hasta los argentinos la tienen, ¿por qué no los chilenos? ¿Por qué hay chilenos que pagan por la educación mientras otros lucran con ella? ¿Por qué los chicos pobres, en su mayoría, van a colegios privados? ¿Por qué esos colegios pueden entrevistar a los padres, elegir a los alumnos y negarles derecho de admisión a los más vulnerables?

La respuesta a todas esas preguntas, claro, estaba en la Constitución de Pinochet, esa que consagraba la “libertad de enseñanza”, por la cual el Estado se convertía en un donante pasivo de subsidios a empresas privadas cuya regulación supuestamente la ejercía el mercado a través de la libre competencia.

Parece mentira que veinte años de gobiernos de la Concertación no hayan podido cambiar esta situación, que Aylwin, Lagos y Bachelet hayan hecho poco y nada. Al menos ésta es la percepción de los miles de chilenos que salieron a la calle esta semana. Otra vez hay que volver al viejo. Para cambiar la ley educativa hace falta una reforma constitucional, y para hacerla, tres quintos o cuatro séptimos de los votos del Congreso. En un país con mayoría histórica de votantes de centroizquierda, la Carta Magna legada por el dictador le garantiza a la derecha el poder de veto ante cualquier intento de reforma. Lo hace a través del llamado sistema binominal, cuyo mecanismo de primarias desarticula la formación de terceras fuerzas para garantizarles a los partidos principales el dominio absoluto del legislativo. Por dar un ejemplo, en la última elección el independiente Marco Antonio Enríquez-Ominami sacó más del 20 por ciento de los votos, pero su fuerza no consiguió colar ni un representante en el Congreso. Tampoco es casualidad que en Chile la reforma política, junto con la reforma del sistema de salud, son los dos temas que se vienen. Volviendo a lo urgente, a la crisis de la educación, a la trampa del viejo: sin arreglo con la derecha no parece haber forma legal de cambiar la ley. Puta, cabrón, ahí está la huevada.

Las marchas del 2006, la llamada “revolución de los pingüinos”, la empezaron los estudiantes secundarios. Tuvieron fuerza, debilitaron a Bachelet. La presidenta formó una comisión presidencial, convocó a cientos de expertos académicos, gremios, funcionarios públicos, etc., etc. Al final del largo proceso hubo acuerdo, hubo arreglo con la derecha y en el 2007 se reformó la Constitución. La reforma les dio a las familias más derechos para exigir una educación de calidad al permitir la creación de nuevas instituciones para regular el sistema escolar. La reforma también abolió algunos abusos como el derecho de admisión en colegios primarios y secundarios, aunque esos mismos abusos continúen dándose en la práctica. También fijó un aumento en la inversión educativa del Estado, con el objetivo de alcanzar el seis por ciento del PBI, el nivel de Argentina y Brasil, contra el tres y pico que se venía gastando Chile. Sin embargo, según los expertos chilenos, esa meta aún no se alcanzó ni mejoró la calidad del gasto, concentrado en subsidios directos a instituciones privadas y públicas y financiamiento del sistema de créditos estudiantiles, un sistema con una alta tasa de morosidad, situación previsible dada la precariedad económica de los receptores y la incertidumbre del retorno: la mitad de los universitarios chilenos no termina su carrera.

La “revolución de los pingüinos” también empujó una ley gestada durante el gobierno de Lagos, que finalmente fue aprobada en el 2008. La ley transfiere más recursos a las escuelas del Estado, compensándolas por los mayores costos laborales que significa trabajar con los sectores más vulnerables. Sin embargo, al final del gobierno de Bachelet, la sensación general era que todo seguía igual: colegios caros, estudiantes endeudados, oportunidades para pocos, ventajas para los ricos. Tampoco se había solucionado uno de los principales reclamos de los pingüinos: la reforma pinochetista puso el sistema escolar en manos de los municipios, permitiendo que los municipios ricos tuvieran escuelas fabulosas y los municipios pobres escuelas lamentables, todas financiadas por el Estado, generando y perpetuando una gigantesca brecha educativa y de oportunidad.

Cuando asumió Piñera este año lo hizo a su estilo, prometiendo una revolución educativa. Llenó su gabinete de empresarios y tecnócratas y quiso gobernar como si Chile fuese una sociedad anónima. La falta de mediación política pronto se tradujo en debilidad. Sin un proyecto claro, sin el apoyo de la coalición gobernante, a cuyos líderes ofendió con su primer gabinete, Piñera se quedó solo y cuando empezaron los problemas su imagen entraba en caída libre. Hoy, para la derecha, Piñera es el hijo de Piñera, fundador de la Democracia Cristiana. Y para la izquierda, Piñera es el hermano de Piñera, el ministro privatista de Pinochet. Es el presidente menos querido desde el retorno de la democracia.

Ahora parece un chiste, pero en el área educativa Piñera hizo una de sus apuestas más fuertes. Como Obama hizo con Clinton en la Cancillería, Piñera puso en Educación al líder de partido aliado UDI y su principal rival político. Joaquín Lavin, numerario del Opus Dei, había sido dos veces candidato presidencial y no oculta su ambición de alcanzar todavía el ansiado primer sillón. Arrancó con todo: a poco de asumir, anunció una reforma educativa para garantizar por ley la “calidad” de la educación de todos los chilenos. Siendo uno de los pocos ministros del gabinete con peso político y agenda propia. Lavin trabajó sus contactos en el Congreso y logró la aprobación de dos importantes leyes educativas.

La primera fue una especie de flexibilización laboral con zanahoria. La ley les da más libertad a los rectores para despedir a docentes, supuestamente para mejorar la calidad de la educación. Pero también transfiere más recursos a las escuelas en distritos carenciados, como una forma de empezar a compensar la desigualdad entre municipios. Los despidos que siguieron enfrentaron a Lavin con los gremios, el PC y la Concertación. Pero también afianzaron su imagen de hacedor frente a la inacción de sus colegas.

La segunda ley derivaba directamente de la reforma de los pingüinos y esperaba sanción desde el 2007. Creó dos instituciones: Una Superintendencia de Educación para fiscalizar el uso de los recursos estatales y una Agencia de Calidad Educativa para evaluar las escuelas y clasificarlas según los resultados. De acuerdo con la ley, si una escuela tiene mala calidad, el Estado puede sancionarla hasta quitarle la matrícula, un avance importante con respecto a la “libertad de enseñanza” pinochetista.

En un gobierno con la imagen por el piso, Lavin era uno de los pocos que se salvaban del incendio. Antes de las protestas, sus índices de aprobación sólo eran superados por el popularísimo ministro de Minería Laurence Golborne, el protagonista de la saga de los mineros.

Nada de esto impresionó a los estudiantes. Cuando volvieron las protestas, los universitarios se pusieron a la cabeza, liderados por la carismática Camila Vallejo, militante de la juventud comunista. ¿Cómo puede ser que Chile tenga la enseñanza universitaria más cara del mundo?

Lavin se tuvo que ir. La prensa reveló y él terminó admitiendo, que lucraba con la educación. En Chile los colegios primarios y secundarios pueden tener fines de lucro, pero las universidades no. Sin embargo, es sabido que muchas de ellas lucran a través de servicios que proveen a distintas empresas. Resulta que Lavin era fundador de una universidad privada, la Universidad del Desarrollo, ubicada en uno de los sectores más ricos de Santiago. A la vez, era accionista de una inmobiliaria que le vendía servicios a la universidad. Al mismo tiempo, ministro de Educación. Al final no fueron sus convicciones religosas sino sus apetitos empresariales los que terminaron eyectando a Lavin de la silla caliente. El mes pasado Piñera lo corrió a Planificación.

Las marchas de esta semana no fueron violentas, sino más bien ingeniosas. Había estudiantes disfrazados de Michael Jackson (foto) payasos, banderas, parodias, hasta pintaron carros hidrantes en grandes cartulinas para burlarse de los carabineros.

El miércoles tenían pensado protestar frente a La Moneda, pero el Ministerio del Interior prohibió la marcha. Que sí, que no, que vamos igual, que mando a los carabineros, que los cagamos a trompadas. Llegó la represión, y los medios de la derecha se hicieron una fiesta. Infiltrados o marginales incendiaron un auto en el centro de Santiago. Una jubilada salió en los noticieros diciendo que el auto era de ella, que no tenía seguro para pagarlo y que los estudiantes le habían arruinado la vida. “No señora, no fuimos nosotros, repudiamos la violencia”, contestaron los jóvenes. Organizaron un festival, pasaron la gorra y le compraron un auto a la viejita.

Así están las cosas hoy. Los estudiantes reclaman gratuidad, pero no hay consenso para tanto ni en el gobierno ni en la oposición. Dicen que la gratuidad universal significa pagarles la educación de los ricos y la clase media alta. Los chilenos en la calle gritan que el sistema no funciona, pero los políticos insisten con que sólo hay que mejorarlo. En la semana, al compás de los cacerolazos, los discursos se radicalizaron y las posturas se endurecieron. Mientras congresistas y alcaldes nostálgicos de Pinochet salían de abajo de las piedras para denunciar a la nueva generación de marxistas subversivos, algunos jóvenes entraron en huelga de hambre.

Desde la ida de Lavin el mes pasado Piñera hizo poco y nada, más allá de la orden de reprimir la protesta del miércoles. A través de su nuevo ministro, de apellido Bulnes, presentó una modesta propuesta de mejoras en las becas, los créditos y los subsidios. Más que un plan, una listita. Los estudiantes rechazaron la oferta y entonces el presidente, sin más, le pateó el problema al Congreso. El Congreso citó a los “actores sociales” (estudiantes y aliados) y éstos aceptaron. Los contrincantes estarán cara a cara, pero la negociación no va a ser fácil. Según Gregory Elaqua, director del Instituto de Políticas Públicas de la Facultad de Economía y Empresa de Universidad Diego Portales, el problema principal es que el gobierno de Piñera no tiene un proyecto educativo.

“El gobierno no tiene una carta de navegación. No defiende convicciones ni principios. Si tuviera un proyecto conservador, de derecha, por lo menos se podría discutir. Pero Piñera responde como una empresa. Los empresarios arreglan problemas con plata, Piñera quiere arreglar todo con plata, y así es muy difícil.”

Es verdad, se vienen días difíciles. Con la ciudadanía movilizada, el Congreso jaqueado y un presidente débil y desorientado, arde Chile porque no encuentra respuestas en un sistema político orgulloso y anquilosado. Sin mediaciones ni respuestas directas para salirse del corset neoliberal que legó el dictador, sólo queda acordar la cifra del cheque que el empresario firmará para patear el problema. Un cheque con muchos ceros que dará pie a una dura lucha social, gremial y política contra las trampas que dejó el viejo, hasta alcanzar el objetivo de la igualdad educativa. Para los estudiantes no queda otra que pelearla. En la calle, en el Congreso, en puerta de La Moneda, porque, como dice Piñera, nada es gratis en la vida.

Publicado en Página/12 el 14 de agosto de 2011
Imagen: EFE