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sábado, 30 de noviembre de 2013

Irán rápido - Por Santiago O`Donnell
















A veces lo que parecía imposible termina resultando bastante sencillo. Me refiero al acuerdo alcanzado el domingo pasado entre las cinco potencias con poder de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas más Alemania, por un lado, e Irán, por el otro, para monitorear el programa nuclear del país islámico a cambio de levantar sanciones económicas que rondarían los siete mil millones de dólares.

Parecía imposible porque las negociaciones llevaban años y siempre Irán se negaba a aceptar cualquier control sobre sus plantas nucleares y parecía empecinada en construir una bomba para equiparar a su vecino y enemigo Israel. Del otro lado del mostrador  Estados Unidos también se había mostrado inflexible ante la oferta iraní de enriquecer uranio en Rusia y que sea ese país quien se asegure de que Irán no fabrique armas nucleares.
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Sin embargo las sanciones surtieron efecto. La falta de divisas y el incipiente mercado negro del dólar generaron un gran descontento en la calle e hicieron que el régimen teocrático iraní reaccione, no de forma espasmódica ni violenta, sino con una transición ordenada a través de elecciones programadas, hacia un gobierno moderado encabezado por el ex negociador nuclear Hasan Rohani. Desde su primer día en el cargo el nuevo presidente buscó distender las tensiones con Occidente con el objetivo de conseguir el levantamiento de las sanciones y así cumplir con el mandato de cambio de sus electores.

La última ronda de negociaciones nucleares tomó impulso a fines de septiembre, gracias a  la visita del presidente iraní a la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, durante la cual  Rohani se encargó de sembrar señales de acercamiento en cada discurso y aparición pública. "Irán no representa una amenaza para la región o el mundo," prometió en la Asamblea "Déjenme decirlo fuerte y claro: la paz está a nuestro alcance."

Palabras precisas en el lugar y el momento indicado, que se encontraron con un Estados Unidos agotado y confundido después de una década de guerras y enfrentamientos tan difíciles de explicar a nivel de opinión pública, como de ganar en el terreno militar. Y un presidente, Barack Obama, que había llegado al gobierno con la promesa de terminar con las guerras de su antecesor, pero que no había hecho otra cosa que prolongarlas y extenderlas a nuevos escenarios de violencia islámica.

Desde el inicio de la llamada guerra al terrorismo, tras la caída de las Torres Gemelas en el 2001, Estados Unidos  había elevado a Irán a la categoría de principal promotor del terrorismo a nivel mundial, el centro mismo del "eje del mal" al decir del antecesor de Obama, George Bush, y por lo tanto principal enemigo de Estados Unidos y la democracia misma. Pero tanto en los ataques del 11-9  como en los distintos atentados contra objetivos de Estados Unidos en todo el mundo, llámese buques de guerra o sedes de embajadas, los autores respondían a la corriente islamista sunita vinculada con la red Al Qaeda, enemigos del régimen chiíta que gobierna Irán.

Esto llevó a Estados Unidos a la horrible contradicción de aliarse tácitamente con Al Qaeda para derrocar al dictador libio Khaddafy, y también a unir fuerzas con Al Qaeda para  intentar derrocar al dictador sirio Assad, un firme aliado de Teherán. Estas alianzas difìícles de explicar, por no decir absurdas a la luz de los objetivos de derrotar al terrorismo culpable del 9-11, se sumaron a otra guerra costosa y dolorosa para Estados Unidos, la guerra de Irak, que se quiso explicar como una retaliacíon al terrorismo islámico y la amenaza del uso de armas químicas, pero que en términos prácticos  multiplicó y profundizó la presencia de Al Qaeda en ese país, que hoy se desangra en violencia interétnica con una interminables sucesión de atentados con coches bomba entre sunitas y chiítas

El acuerdo, decía, es bastante sencillo. Primero, permite el acceso diario de inspectores de la agencia atómica de Naciones Unidas a las dos plantas nucleares iraníes. Segundo, le da acceso a los inspectores a las fábricas de centrifugadoras para asegurarse de que sólo se construyan las necesarias para reemplazar la centrifugadoras que ya existen, que totalizan 11.000, en caso de que alguna se rompa, para que esa cantidad no aumente. Tercero, obliga a Irán a presentar planes detallados de los propósitos y objetivos de su plan nuclear, para evitar actividades por fuera del plan anunciado. Cuarto, Irán se compromete a proveer información de diseño y planos arquitectónicos del reactor nuclear que está construyendo en Arak, lo cual permitiría detectar cualquier desvío del  material radioactivo en caso de que Irán quisiera utilizarlo para fabricar una bomba. Quinto, crea una comisión mixta entre Irán y las ponencias para dirimir cualquier disputa nuclear pasada, presente  o futura que exceda las funciones de la agencia atómica de Naciones Unidas. Básicamente, eso es todo.

Rohani lo pudo vender puertas adentro no como una capitulación, sino como una legitimación del derecho iraní a producir energía nuclear, y la supuesta prueba de que el régimen de los ayatolas nunca buscó fabricar una bomba. Más aún, lo pudo vender como una llave para la prosperidad futura de los iraníes, a partir de levantamiento de las sanciones internacionales. Obama, a su vez, lo pudo vender como un gran triunfo diplomático de su canciller John Kerry y como prueba de su supuesto compromiso con la paz, por el que había logrado un premio Nobel.

El acuerdo fue proclamado como un gran triunfo por ambas partes en la mesa negociadora pero generó lógicos resquemores en Israel y Arabia Saudita. Israel, con un gobierno ultraconservador empujado por los colonos judíos en Cisjordania, se opone a cualquier pacto con un régimen que ha declarado la voluntad de destruir a Israel. Se trata de una postura atendible,  pero  ignora que Rohani ha intentado un sutil acercamiento con Israel  al modificar la postura negacionista del Holocausto que mantenían sus antecesores en la presidencia iraní desde la revolución de 1979, lo cual no es poca cosa.  Por su parte la monarquía saudita, que en los 70 financió la creación de Al Qaeda para combatir la avanzada soviética en Asia, ahora teme una pérdida de influencia en la región, teme dejar de ser el  aliado privilegiado de Estados Unidos y su interlocutor principal en el mundo árabe. Aunque Irán no forma parte de Arabia, es un referente para los chíitas y sus aliados alawitas en la región, que pesan y mucho en la interna árabe.

Pero empieza a prevalecer, por primera vez en muchos años, la idea de que los grandes problemas en la región se pueden solucionar por la vía diplomática. El 22 de enero empieza en Ginebra la Conferencia de Paz para terminar con la guerra civil en Siria que ya ha causado más de cien mil muertos y dos millones de refugiados, la mitad de ellos niños. Hay optimismo. El régimen sirio viene cumpliendo a rajatabla su compromiso de destruir su arsenal químico, cuando hace unos meses Assad ni siquiera reconocía que esas armas existían.

Si se resuelve el conflicto nuclear iraní y se pacifica Siria, el próximo paso lógico sería un tratado de paz entre Israel y Palestina. Un conflicto durísimo, con muchos muertos y mucha historia y muchas razones que una y otra vez frustraron iniciativas de paz. Podría ser una negociación gradual, primero con Cisjordania (controlada por Al Fatah) y más adelante con Gaza (controlada por Hamas), como promueve Estados Unidos, o podrá ser una negociación más ambiciosa que englobe a las dos corrientes palestinas más importantes.

 Habrá que hacer concesiones de los dos lados. Algunos asentamientos israelíes permanecerán, otros tendrán que ser levantados. Algunos refugiados volverán a Palestina, pero muchos otros se quedarán en sus patrias adoptadas,  por mandato o por elección propia. Israel no tendrá la seguridad que busca de la noche a la mañana, pero será más segura. Palestina no será todo lo que supo ser, pero tendrá un futuro.

Todo esto que parecía imposible hace unos meses puede pasar porque en un punto ya está pasando. Los acuerdos y los acercamientos se suman en rápida sucesión, despejando el camino para el próximo logro. El sentido común parece haber adaptado el carácter de una fuerza avasallante, que se lleva por delante siglos de odios, prejuicios y desconfianzas.

 El momento es ahora. Irán rápido o no llegarán.




miércoles, 27 de noviembre de 2013

sábado, 23 de noviembre de 2013

Kennedycare - Por Santiago O`Donnell




















Ahora  que vemos el aniversario de Kennedy  nos recuerdan que su influencia fue tal que después de su asesinato el Capitolio aprobó cada una las reformas que él había impulsado, como una especie de homenaje post mortem para el querido JFK. Ahí tenemos a Medicare, una de sus grandes iniciativas, creada dos años después de su funeral, , una especie de PAMI para jubilados y discapacitados. Pero hoy, más que honrarlo, Medicare anda a los tumbos. Es que le encargaron que además de ocuparse de los ancianos y los viejitos, que también administre otra gran reforma,  la de cobertura casi universal que Obama hizo probar hace dos años, y que se conoce como "Obamacare"..

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Tenemos eso que viene pasando desde que se inauguró el  maldecido sitio web de Obamacare que maneja Medicare, pensada como puntapié inicial para el más grande avance en derechos sociales en el último medio siglo, pero cuya fallida inauguración el 1 de octubre pasado terminó sirviendo de la punta de lanza para una feroz embestida de los republicanos y sus medios aliados, que se plasmó en una derrota parcial pero concreta en la batalla legislativa para mantener viva a la reforma.

Rebobinando, la reforma se había aprobado porque Medicare y Medicaid, otro programa de los 60 para ayudar a indigentes y familias muy pobres, están cerca de la bancarrota por una combinación de explosión demográfica de abuelos (baby boomers) y la suba de costos de las aseguradoras y la industria médica. Además, más de 47 millones de estadounidenses no tenían seguro médico en el 2012. Todos los gobiernos demócratas de Kennedy a esta parte han querido orquestar reformas para ampliar y mejorar  la cobertura. En cambio los republicanos luchan por reducir el gasto público y tanto Medicare como Medicaid son sus elefantes blancos favoritos. Así como en los 60 tildaron de comunista a Lyndon Johnson por crear Medicare y Medicaid, ahora  lo llaman socialista a Obama y hacen todo lo posible por frenar y socavar su reforma. 

Hasta ahora el sistema funcionaba así: salvo que se pudiera pagar un plan muy caro, de forma individual, la gran mayoría de los estadounidenses tenía acceso a un plan, el de su empleador, ya sea privado o estatal. El empleador, según el tamaño de la empresa y la ubicación geográfica, tampoco tenía grandes opciones y básicamente ofrecía un plan cerrado llamado HMO, o uno más caro con algún  margen para elegir pero siempre dentro de cierto límite que determinaba cada estado, al que podían acceder los empleados mejor pagos, si optaban por esa vía. Punto. Los que se quedaban afuera eran sobretodo los trabajadores informales, los autoempleados y los dueños de pequeñas pymes, que no eran ni tan pobres como para recibir Medicaid, ni tan solventes como para pagarse una cobertura médica. Inmigrantes que se trataban en clínicas populares o botánicas, jóvenes que se arriesgaban pensando que nada podía pasar, especuladores de bajos ingresos que ponían a prueba las políticas de buen samaritano del los hospitales públicos formaban el grueso de esta población.

La reforma de Obama fue trabajosamente obtenida en el 2010 sin un sólo voto republicano en ambas cámaras del Congreso y luego ratificada por la Corte Suprema en el 2012 por el margen mínimo de cinco votos a cuatro. Esto, después de que casi la mitad de los estados, los que gobernaban los republicanos, desafiaran su legalidad. Desde entonces los demócratas perdieron su mayoría en la Cámara baja y desde allí los republicanos torpedean la reforma con proyectos de ley que buscan debilitarla, pero esos proyectos, hasta ahora, mueren en el Senado. 

¿En qué consiste la reforma? Los más importante es que abre las prepagas a la competencia online, lo cual abarata los costos. También, aporta subsidios federales para abaratar aún más los planes de los que antes no podían pagarse una cobertura médica. Los nuevos clientes también abaratan los costos porque agrandan el mercado. El plan obliga a todo el mundo a anotarse, sino hay que pagar una multa por no tener seguro, salvo que  se trate de una persona con ingresos por debajo de lo que marca la ley, en cuyo caso están exentos de pagar la multa. Por su parte las aseguradoras no pueden negarle cobertura a personas con enfermedades preexistentes y deben ofrecer al menos un plan básico a precios muy accesibles. 

El nuevo sistema, que ya había sido probado con éxito en Hawaii y Massachussetts, achica significativamente la cantidad de no asegurados, mejora los costos y la calidad de los servicios para los demás y, después de una erogación significativa para ponerlo en marcha, la idea es que sea autosuficiente o aun mejor, contribuya a reducir el déficit de Medicare y Madicaid, cuyos programas fueron ampliados por la reforma.

En medio de toda esta pelea arrancó el 1 de octubre el sitio web en el que las personas tenían que anotarse para su nuevo seguro médico. Fue un desastre. Casi enseguida la página se colgó y estuvo colgada durante horas. Se esperaba un aluvión de anotaciones, pero apenas lo hicieron unos pocos miles. La funcionaria de Salud a cargo de la página debió dar explicaciones en el Congreso y no fue despedida por un pelo. Un verdadero papelón.

Un artículo en el New York Times de esta semana  explica que el día del lanzamiento los contratistas privados que habían diseñado el sitio no estaban ni cerca de haber terminado su trabajo, pero era tal la presión política para debutar en el día prometido que a último momento estaban podando y emparchando el sistema para lograr un mínimo funcionamiento. Según el artículo, que reparte responsabilidades entre la burocracia de Medicare y su contratista principal CGI Federal, un mes y medio antes del lanzamiento se había hecho una prueba para tan sólo 500 usuarios y aún así el sistema había colapsado.

El viernes de la semana pasada, en plena crisis de gobierno por el feo arranque de la página web, 39 representantes demócratas se unieron a la mayoría republicana en la Cámara baja para aprobar un proyecto de ley en contra de la reforma. El proyecto permitiría que los viejos planes de salud anulados por la reforma puedan seguir vigentes durante el 2014. Obama ya avisó que si por alguna circunstancia pasa el filtro del Senado, no dudará en vetar la ley. El tiempo dirá si se trató de un traspié temporario para la bancada demócrata, fruto de una política mal implementada, o el inicio de una tendencia legislativa en favor de los adversarios de la reforma. 

Por ahora no parece que sea para tanto.  Poco a poco las cosas van encontrando su lugar. El contratista tan criticado fue reemplazado por otro y ahora la página web anda mucho mejor, al menos en los estados que apoyan la reforma. El New Yorker dice que tras las demoras iniciales en varios estados el número de inscriptos va a un ritmo aún más rápido del esperadoEn cambio en la mayoría de los estados republicanos el mercado libre por internet ni siquiera se ha implementado y los gobiernos ponen todo tipo de trabas burocráticas y llenan de requisitos legales y financieros a potenciales operadores para que nada funcione. Lamentablemente, de los casi 3000 condados que hay en Estados Unidos, los 114 más pobres concentran a la mitad de la población sin seguro medico. La mitad de esos condados se encuentra en estados republicanos. Así, unas doce millones de esas personas seguirán sin cobertura después de la reforma, pero otros veinte millones habrán ganado cobertura médica que antes no tenían.

Por eso conviene separar lo urgente de lo importante. Lo urgente es hacer que el nuevo sistema funcione, reconocer errores, asumir responsabilidades. Es la mejor manera de defender  la conquista social en el Congreso, la Justicia y la corte de la opinión pública.

Lo importante vendría a ser la visión de Kennedy que nos mostraron esta semana con los homenajes a medio siglo de su muerte. Más allá de sus errores y debilidades, de sus mafiosos y sus bahías cochinadas, de su Cuba y su Vietnam. Esa visión incluye a la idea solidaria de que cada ciudadano estadounidense tiene derecho a un tratamiento digno para sus problemas de salud, tenga o no tenga los recursos necesarios para pagarlo, por el sólo hecho de haber nacido en el país más rico y poderoso de un mundo. Así, pensaba Kennedy, su gran país iba a liderar el progreso universal.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Poder Maduro - Por Santiago O'Donnell



Llegan desde Venezuela imágenes que muestran largas colas frente a las tiendas de electrodomésticos, colas de venezolanos desesperados por comprar televisores de alta definición a los precios altamente convenientes, a juzgar por el tamaño de las colas, que acababa de imponer el gobierno venezolano. No se los ve contentos a los futuros compradores, mucho menos tranquilos. Las imágenes muestran a efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana, con sus cascos, sus escudos y sus uniformes acorazados, apostados en la puerta de un local de Caracas, conteniendo a la multitud que quiere entrar para comprar.

Estaban ahí porque el viernes de la semana pasada, en un discurso enardecido, el presidente Nicolás Maduro había acusado a la "burguesía" de hacerle la guerra al "pueblo" al  fijar precios desmedidos a distintos productos. Había declarado la "ocupación" de las quince sucursales de la cadena de electrodomésticos Daka y había fijado precios máximos. "¡Que no quede nada en los anaqueles, que no quede nada en los almacenes! ¡Ya basta!." había proclamado.
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En una palabra, Maduro quería que las tiendas dejen de cobrar al dólar blue y empiezen a cobrar al dólar oficial, o sea bajar el precio a la mitad. Y además, congelar la remarcación para arriba del cuatro o cinco por ciento mensual, producto de la inflación venezolana, que es récord en el mundo.

Algunos se tomaron el mensaje presidencial como un permiso para hacer justicia por mano propia y el sábado pasado saquearon el local de Daka en la ciudad de Valencia, capital del estado de Carabobo. Por suerte se trató de un hecho aislado, que no prendió. Al día siguiente miles de venezolanos de sectores medios y bajos hacían cola para acceder a productos a los precios populares fijados por decreto y controlados por militares. A juzgar por el apuro, los compradores intuyen que los productos no van a durar.¿Y después?

"No hay harina, ni leche, ni azúcar, ni aceite, ni cafe, entre los mas importantes de la canasta basica," nos escribe desde Caracas la destacada periodista Olga Wornat. "No hablemos de los productos de limpieza, que son artículos de LUJO. No se consiguen medicamentos esenciales en las farmacias y la peor parte se la llevan los enfermos oncológicos. Los hospitales públicos y privados no tienen insumos. Sin embargo, las imágenes de estos días muestran a la gente realizando colas de mas de 8 horas -muchos van la noche anterior y duermen en el lugar- para ingresar a las tiendas a llevarse electrodomésticos. En muchos casos, llegan en camionetas de lujo a robarse televisores plasma, no uno, sino varios!! Corren desesperados con dos o tres televisores gigantes que apenas pueden cargar (????) Y todo esto, alentado por Maduro y sus laderos desde Miraflores y en cadena nacional!! Ha sido tal el desmadre de estos días que las colas de los Mercal (mercados populares del gobierno donde venden productos básicos a bajo precio) desaparecieron por completo. Todos salieron como desaforados hacia las tiendas de electrodomésticos a llevarse lo que encontraban a su paso."

En su clásico libro sobre los obstáculos para el desarrollo en países petroleros, "La paradoja de la abundancia: booms petroleros y petro-estados" la catedrática de Stanford y experta en Venezuela Terry Karl  se pregunta cómo es que en los años setenta, en medio de una bonanza petrolera, países tan disímiles como Venezuela, Irán, Nigeria, Argelia e Indonesia, eligieron estrategias de desarrollo similares y arribaron a fracasos similares. Karl argumenta que la riqueza petrolera genera burocracias públicas articuladas alrededor del negocio petrolero, con un alto grado de centralización y discrecionalidad, que llevó a estos países a reemplazar el desarrollo del estado con gasto público. Cuando los precios del petróleo se estabilizan termina la bonanza, las debilidades del estado quedan expuestas y llegan las crisis económicas. Escrito en los albores del chavismo, Karl describe la implosión del sistema bipartidista venezolano que había dominado el siglo pasado. El libro no llega a tratar la última transición, el traspaso del poder de Chávez a Maduro, entre diciembre del 2012 y abril del 2013. Pero es como si lo hubiera anticipado.

O sea, cuando más necesitó Venezuela un Poder Judicial firme e independiente, el Tribunal Superior de Justicia avaló decisiones de estado supuestamente tomadas por un hombre moribundo internado en un país extranjero e incapacitado de dar señales públicas de lucidez mental. Con el aval de la Justicia, esas decisiones de estado le eran transmitidas a los venezolanos por interpósitas personas, cuyo acceso al líder moribundo era filtrado por los hermanos que dirigen el régimen totalitario cubano. Claro, el Tribunal Superior tenía mayoria automática chavista, producto de una ampliación interesada de la Corte Suprema.

Con la maniobra del Tribunal y el guiño de los Castro se habilitó primero la presidencia provisoria y luego la candidatura de Maduro, cuando según la constitución no le correspondía el cargo, y en caso de ejercerlo no podía presentar su candiatura. Una verdadera lástima, ya que la constitución chavista de 1999 era uno de los últimos instrumentos de institucionalidad respetada por igual por el oficialismo y la oposición en medio de un país irremediablemente polarizado.

Después vino la campaña. En un mes Maduro devaluó, dijo que hablaba con Chávez a través de un pajarito, echó a varios estadounidenses, se patinó una ventaja de más de veinte puntos y ganó raspando.

Han pasado poco más de seis meses y Venezuela va a los tumbos. Cada día hay más inflación, cada día más desabastecimiento. Las reservas llegaron a su piso más bajo en diez años  por la fuga de capitales a pesar (o por culpa) de diez años de control de divisas.

Ante cada problema Maduro ha denunciado una conspiración. Su blancos preferidos son la burguesía y Estados Unidos, pero en ocasiones acusa también a Colombia y al ex presidente colombiano Alvaro Uribe. Los complots denunciados por Maduro superan ampliamente el promedio de uno por semana. Anteayer, por caso, acusó a funcionarios del gobierno estadounidense de haber planificado el "colapso total" de la economía venezolana en una reunión que habría ocurrido en julio pasado en la Casa Blanca.

No se trata de negar los indudables méritos del chavismo, sobre todo en las áreas de inclusión social y unidad latinoamericana. Tampoco se puede negar la deuda enorme que dejaron quienes lo precedieron, ni los errores de quienes lo enfrentaron o pretenden sucederlo. "Venezuela, en su década ganada (2002-2012), tiene un PIB que se triplica, elevado superávit comercial, gasto social real per cápita multiplicado por tres, ingresos públicos suficientes, ingreso promedio anual real creciente, salario real mínimo más alto, cuatro millones de nuevos empleos, caída a la mitad del desempleo, desigualdad y pobreza en descenso y un pueblo más alfabetizado y politizado, que apoya mayoritariamente a su democracia," nos recuerda Alfredo Serrano Mancilla, asesor de la presidencia de Venezuela, en un artículo reciente publicado en Página/12.

Pero desde entonces, alerta el mismo autor, el dolar blue quintuplicó su precio, la inflación pasó del 20 al 50 por ciento y el índice de desabastecimiento también pegó un salto, desnudando déficits estructurales de la economía venezolana que según Serrano Mancilla se agravan con la especulación privada y la ineficiencia estatal.

Ahora el presidente se apresta a combatir la inflación por decreto a caballo de los superpoderes que el congreso le votó el viernes, luego de que el chavismo desaforara a un diputado opositor y lo reemplazara por uno de los propios para conseguir el anhelado voto 99 de la mayoría especial. Ya hay cinco comerciantes presos por cobrar sobreprecios y hay tiendas manejadas por militares "porque sus dueños han huído," informó satisfecho Maduro a la población.

Pero no existe el almuerzo gratis. Los gobiernos personalistas suelen deslizarse hacia el autoritarismo. Los gobiernos imprevisibles suelen ahuyentar las inversiones necesarias para el desarrollo económico. Los gobiernos populistas y aluvionales acompañan ciclos de crecimiento con políticas distributivas, pero cuando el crecimiento se estanca se hace evidente su ineficiencia para acumular y administrar. Los gobiernos que viven denunciando enemigos internos y externos terminan presos de su propio relato. Los gobiernos con instituciones débiles no pueden disciplinar mercados. Ni con superpoderes ni a punta de fusil.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Misiles por cohetes - Por Santiago O´Donnell



Conrado Varotto (foto) no tendrá un nombre muy conocido, pero en términos políticos es una especie de Julio Grondona de la alta tecnología . O sea, el científico más poderoso e influyente de las últimas cuatro décadas. Nacido en Italia, criado en Argentina desde los nueve años, doctorado en física en el Instituto Balseiro de Bariloche, especializado en la universidad de Stanford en Silicon Valley, creó y dirigió entre 1976 y 1991 a la empresa estatal de alta tecnología llamada INVAP, especializada en desarrollo de energía nuclear y proyectos aeroespaciales. Desde 1994 es el director ejecutivo de la CONAE, la agencia que lleva adelante el programa espacial argentino.

En el 2006 Varotto quería construir un cohete. Un cohete que sirviera para poner en órbita los satélites argentinos que el INVAP y la CONAE venían desarrollando y construyendo desde la década del 90. Varotto estaba convencido de que el cohete sería un gran avance, tanto en términos económicos como de soberanía. Con cohete propio, Argentina podría poner en órbita sus satélites sin tener que alquilar cohetes extranjeros lanzados desde plataformas en el exterior. Esto es, sin depender de las prioridades, disponibilidades y precios de terceros países. Sólo diez países en el mundo podían hacer eso y Varotto quería que Argentina ingrese en tan selecto club.
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El plan sonaba bien, pero Varotto tenía un problema. La tecnología que usa un cohete para transportar un satélite es prácticamente la misma que usa un cohete para transportar una bomba. O sea, en términos prácticos, un cohete satelital es casi lo mismo que un misil. Y Argentina le había prometido a Estados Unidos que no iba a construir más tecnología para misiles. Por lo tanto había prometido que no iba a desarrollar cohetes. La promesa argentina de no hacer cohetes “por un tiempo razonable” data de principios de la década del 90, durante las llamadas “relaciones carnales” del gobierno de Carlos Menem, poco antes de que Varotto se hiciera cargo de la CONAE.

Argentina venía de desmantelar el proyecto Cóndor, una colaboración con Irak y Egipto iniciada después de la guerra de las Malvinas para desarrollar un misil de largo alcance. A cambio del desmantelamiento Argentina había sido premiada con el título de “Aliado extra-OTAN”. Además, en lo que se refiere específicamente a los misiles, a partir del desmantelamiento del Cóndor, Argentina pudo acceder en 1993 a un selecto grupo de 34 países aliados a Estados Unidos que comparten membresía en el llamado MTCR, un tratado de no proliferación de misiles balísticos. El MTCR impone limitaciones a la transferencia de tecnología misilística pero también funciona como una especie de certificado de buena conducta en la materia. En abril del 2011 la reunión anual del MTCR se hizo en Buenos Aires.

Sin embargo, Argentina sigue dependiendo de cohetes estadounidenses lanzados desde bases militares de ese país para poner sus satélites en órbita. El último, el satélite argentino Aquarius, fue lanzado en junio del 2011 en un cohete Delta II de la NASA desde la base Vanderburg en Santa Bárbara, California. Al mismo tiempo la CONAE sigue trabajando en su cohete lanzasatélite, el Tronador II. Esta semana un primer prototipo de este cohete fue lanzado desde la base naval de Punta Indio, provincia de Buenos Aires. Pero la fabricación del cohete satelital argentino viene sufriendo sucesivas demoras y postergaciones y en los cálculos más optimistas todavía le faltan dos años más de desarrollo.

Mientras tanto, desde por lo menos el 2009, militares argentinos trabajan abiertamente en la fabricación de un misil de largo alcance. El Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas para la Defensa, CITEDEF, desarrolló y lanzó en 2011 un cohete-misil, el Gradicom 2, que llega a los cien kilómetros de altura. Actualmente el CITEDEF, que depende del ministerio de Defensa, está desarrollando otro cohete, el Orbit, que triplicaría el alcance del Gradicom 2.

Según una serie de cables diplomáticos estadounidenses que van desde el 2006 al 2009, filtrados por la organización Wikileaks, los dos proyectos, el del cohete militar y el cohete satelital, entraron en conflicto y provocaron una pelea interna dentro del gabinete de Cristina Kirchner. Según muestran esos cables, tras un paciente trabajo de ablande por parte de Varotto y otros funcionarios argentinos, y después de superar algunos resquemores iniciales, Washington había aceptado permitir la fabricación del cohete satelital, a cambio de supervisar de cerca su desarrollo.

Los cables señalan que a su vez el gobierno argentino había aceptado los términos exigidos por Estados Unidos para darle luz verde al proyecto. Sin embargo, la aparición de proyectos misilísticos con tecnología francesa, alentados por el ministro de Planificación Julio De Vido y la entonces ministra de Defensa Nilda Garré, así como el desembarco de técnicos militares en el CONAE descolocaron a Varotto ante sus interlocutores estadounidenses. El último cable de la serie muestra a Varotto buscando tomar distancia del proyecto misilístico y a la embajada renovándole el crédito al director de la CONAE, pero claramente preocupada por el doble juego argentino.

La serie arranca con un cable de septiembre del 2006. Todavía no se habla del cohete, pero Estados Unidos acababa de votar en contra de un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo para que argentina desarrolle un satélite asociado con Italia. La embajada le comunica a Varotto y a un funcionario de la cancillería argentina que el voto no es en contra de Argentina, sino que parte del convencimiento de Estados Unidos de que los préstamos del BID deben enfocarse en “necesidades más inmediatas de desarrollo”. Varotto contesta que el voto “hará mi vida más difícil,” dando a entender que sería aprovechado por sectores más belicistas o antiestadounidenses dentro del gobierno.

Varotto de la CONAE le dijo a un Funcionario de la Embajada que el voto de EE.UU. “hará mi vida más difícil”. Explicó que, si bien todos los proyectos espaciales de Argentina están diseñados para promover el desarrollo económico y social, este mensaje de desarrollo será ahora más difícil de transmitir a quienes dentro del gobierno argentino determinan el presupuesto de la agencia.

El siguiente cable, de septiembre del 2007, va directo al grano: Varotto quiere fabricar un cohete. El despacho diplomático describe a un Varotto enérgico, determinando y con suficiente experiencia como para hablar de la historia del programa aéreo espacial argentino en términos personales, hablando desde el lugar de un protagonista que ha vivido esas sensaciones. El comienzo del cable es bastante elocuente:

Resumen ----E jefe de la agencia espacial argentina Dr. Conrado Varotto dijo que el desarrollo de un vehículo de lanzamiento espacial es esencial para el programa espacial de Argentina, y que Argentina ha perseguido el desarrollo de esa capacidad durante años de manera transparente. Varotto hizo hincapié en el compromiso de la Argentina con el Régimen de Control de Tecnología de Misilística (MTCR) y expresó su disposición personal para reunirse con funcionarios de Estados Unidos para explicar la posición de Argentina, abordar las preocupaciones de Estados Unidos sobre la dirección del programa espacial de Argentina, y trabajar hacia una solución mutuamente aceptable. Fin del resumen.

El cable describe el tono de Varotto como “agitado” cuando su interlocutor en la embajada de le hablaba de un compromiso que había asumido Argentina de no fabricar cohetes.

Varotto pareció agitado cuando el funcionario de la embajada señaló que desde 1992 Argentina había dado varios reaseguros en el sentido de que no procuraría tecnología autóctona para fabricar vehículos de lanzamiento de al espacio (SLV). Contestó que Argentina tiene un largo historial en la búsqueda de ese desarrollo de forma transparente. Varotto indicó que el primero de esos pasos se tomó en 1994, cuando él mismo le llevó a un miembro del personal de la embajada (el "asesor científico") el borrador del capítulo del Plan Espacial de Argentina que articulaba claramente el deseo de Argentina de desarrollar capacidad SLV. El funcionario de la embajada consultó con sus superiores en Washington y más tarde dijo que el gobierno de Estados Unidos no tenía ningún problema con el documento, según dijo Varotto. Afirmó que esa "garantía" llevó a la firma de un decreto presidencial del Gobierno de Argentina GOA en 1997 que especifica que Argentina debería tener acceso al espacio, lo cual a su vez condujo a sociedades eventualmente abortadas con Lockheed y con Brasil y Ucrania. 

A continuación, según el cable, Varotto argumentó que la promesa argentina había expirado. La promesa, hecha en 1992 consistía en no fabricar cohetes en el “foseeable future” o sea un futuro predecible o inmediato. Y ya habían pasado quince años.

Varotto también señaló que cuando el entonces ministro de Relaciones Exteriores de Argentina Di Tella aceptó el desmantelamiento del misil Cóndor en la década de 1990 y se comprometió a evitar el desarrollo de SLV, el compromiso era sólo "para el futuro previsible." Varotto sostenía que nada más allá de 5-7 años se podía considerar "previsible". Cuando el funcionario de la embajada le recordó a Varotto que el gobierno de Argentina había reiterado su compromiso en el año 2000, Varotto dijo que el gobierno de Argentina había afirmado entonces que era necesario desarrollar capacidad SLV, y que no ha cambiado su punto de vista. 

Cuatro meses después del planteo de Varotto la embajada contestó en febrero del 2008 con una recomendación al Departamento de Estado para que apruebe el pedido argentino. El autor del cable reconoce que el argumento de Varotto sobre el “futuro previsible” es bastante convincente.

El Gobierno de Argentina entiende que los argumentos sólidos en contra de todos los puntos anteriores existe, pero cree que tiene una carta de triunfo. Es decir, el Gobierno de Argentina cree que debido a que calificó sus garantías al gobierno de Estados Unidos y para ingresar al MTCR con la frase "en el futuro inmediato", en lugar renunciar al desarrollo SLV para siempre, sostiene que esas garantías ya no son válidas. Argentina ha tenido ocho presidentes diferentes desde 1992, argumenta, y no es razonable exigir coherencia en las políticas a través de tantos cambios y durante casi dieciséis años en ausencia de un acuerdo internacional más vinculante. (Comentario: Encontramos considerable mérito en este argumento Fin de Comentario).

El cable, firmado por el entonces embajador Earl Anthony Wayne, concluye que lo mejor para los intereses de Estados Unidos es permitir el desarrollo de un cohete argentino, y a cambio de tener información detallada y control directo sobre su desarrollo y fabricación.

 --Nuestra recomendación: Aprovechar al máximo de la situación— Debido a que no tenemos conocimiento de ninguna información que indique que el programa SLV de Argentina representa un peligro para la no proliferación (de armas de destrucción masiva), y tomando en cuenta los factores citados anteriormente, consideramos que el mejor camino para alcanzar una solución mutuamente aceptable y definitiva a este irritante de larga data sería liberar Argentina de sus compromisos 1992. Como condición, podríamos pedir que Argentina nos informe sobre su programa y lo mantenga abierto al MTCR y/o a expertos que nosotros elijamos, un paso que Varotto ha indicado que el Gobierno de Argentina está dispuesta a dar (aunque Varotto también señaló que los dirigentes políticos de Argentina, probablemente sólo estarán de acuerdo con informes / inspecciones discretos). Convertir las promesas de transparencia de VAROTTO en acciones será un esfuerzo conjunto, en nuestra opinión. Además, tal curso de acción sería interpretado por el Gobierno de Argentina como un gesto de amistad, y sería visto como un reconocimiento y reivindicación de la fuerte vocación de lucha contra la proliferación en Argentina desde la cancelación del programa Cóndor. Lo mejor para todos, sería cerrar este tema sin costos, lo cual nos da poder para intervenir en caso de desarrollos de programas que dan lugar a preocupaciones sobre la proliferación, y demostrar que hablamos en serio cuando decimos que todos los estados deberían poder cosechar los beneficios del espacio con fines pacíficos. WAYNE

El siguiente cable de la serie parte del Departamento de Estado. Dice que Washington acepta el cohete aunque no le guste y está dispuesto a negociar, siempre y cuando Argentina le garantice acceso y poder de supervisión. El despacho de mayo del 2008 contiene una larga descripción del conflicto a partir de la decisión de Argentina en los años ochenta de desarrollar un misil. El cable recuerda que Argentina intentó disimular ese desarrollo misilístico, diciendo que se trataba de un cohete para lanzar satélites, ya que las tecnologías para fabricar uno u otro vehículo son prácticamente idénticas. Ese antecedente hacía que Washington desconfíe de cualquier propuesta para un cohete argentino, señala el cable. Ahora el Departamento de Estado se entera que Varotto y la CONAE están desarrollando un cohete, el Tronador, en la misma fábrica de Falda del Carmen, Córdoba, donde había funcionado la fábrica del Condor II, advertía con preocupación el cable diplomático.

En la década de 1980 / principios de 1990, Argentina participó activamente en el desarrollo del programa de misiles balísticos Cóndor, que claramente tenía la intención de producir misiles militares MTCR Categoría I, incluso para exportar a Egipto e Irak. (NOTA:.. Un sistema de misiles MTCR Categoría I es el que puede transportar una carga útil de por lo menos 500 kg a un alcance de al menos 300 kilometros FIN NOTA) El programa Cóndor generaba una grave preocupación de proliferación de misiles y un irritante importante en nuestra relación bilateral. Esa situación se vio agravada por los intentos de la Argentina de camuflaje - y por lo tanto mantener - el programa Cóndor llamándolo un SLV. El programa de SLV y los misiles balísticos son casi idénticos en diseño, fabricación y funcionamiento. Sus tecnologías son esencialmente intercambiables, y prácticamente no hay tecnologías que apoyan el desarrollo SLV que no faciliten también el desarrollo de misiles balísticos. Cualquier cohete capaz de poner en órbita un satélite también es, por definición, un MTCR Categoría I. También es intrínsecamente capaz de transportar armas de destrucción masiva (WMD) contra objetivos en tierra, y muchos países han cargado con armamento los mismos cohetes que usaron para lanzar satélites.

Al final del cable Washington le indica a la embajada cuáles son los reaseguros necesarios que los diplomáticos deberían exigirle a los funcionarios argentinos para facilitar la aceptación del proyecto para desarrollar el cohete satelital.

En particular, instamos a que su gobierno acceda a consultas anuales sobre la situación del programa SLV de Argentina - y que, cuando sea necesario y apropiado, se discutan posibles importaciones / exportaciones en relación con el programa -, así como la opción de periódicos inspecciones de funcionarios estadounidenses. - Además, nos gustaría pedir que Argentina haga una presentación ante sus socios del MTCR explicitando su intención de desarrollar un programa SLV. También exhortamos a Argentina a describir su programa SLV en su declaración anual ante el Código Internacional de Conducta contra la Proliferación de Misiles Balísticos de La Haya (ICOC). Sabemos que Argentina comparte nuestro compromiso con los esfuerzos internacionales de no proliferación y esperamos seguir cooperando estrechamente con la Argentina en cuestiones de interés mutuo. Esperamos que podamos trabajar juntos para hacer frente al tema SLV tema de una manera satisfactoria para ambas partes. FIN DE PUNTOS DE DISCUSIÓN

Diez días más tarde la embajada le contestó al Departamento de Estado. Informó que continuaba el dialogo con Varotto y que el director de la CONAE había dicho que la decisión de aceptar la propuesta norteamericana lo tomarían la presidenta Cristina Kirchner y sus asesores más cercanos. Existe incertidumbre acerca del desenlace. El cable da cuenta del lanzamiento del cohete Tronador I en Puerto Belgrano, al que fue invitado el delegado científico de la embajada, pero no militares estadounidenses. Varotto dijo que los militares habían sido excluidos del lanzamiento “para que nadie se imagine que el programa SLV tiene un componente militar.” El cable de fines de mayo del 2008 arranca con el siguiente resumen:

El jefe de la agencia espacial de Argentina confía en que eventualmente el Gobierno de Argentina aceptará a la solicitud de una mayor transparencia en el programa de desarrollo de un vehículo de lanzamiento espacial (SLV) de Argentina. Sin embargo, explicó que la decisión será tomada al más alto nivel político, y es probable que el nivel de intrusión de las medidas que proponemos sea objeto de una evaluación. También sospechamos que el gobierno de Argentina le pedirá al gobierno de Estados Unidos que lo libere formalmente de su compromiso de 1992 de no desarrollar un SLV antes de permitir que su programa sea completamente transparente.

Dos meses más tarde, durante una visita a la CONAE del responsable de Educación Ciencia y Tecnología de la embajada el 31 de julio del 2008, Varotto le informó que Argentina aceptaba las precondiciones estadounidenses para avalar el desarrollo del cohete argentino.

Varotto le informó al Funcionario de Educación, Ciencia y Tecnología que el gobierno de Argentina aceptaba todos términos y condiciones que se han establecido. Varotto dijo que, como Director del CONAE, su aprobación era autorizada y vinculante, y que no hacían falta más aprobaciones de otros organismos del gobierno. Varotto pidió que el gobierno de Estados Unidos considere a la CONAE como el interlocutor oficial para todos los temas referidos al programa SLV, y pidió que el gobierno de Estados Unidos canalice toda su comunicación a través de la CONAE. Varotto afirmó que otros organismos del gobierno argentino estarán involucrados en el diálogo bilateral, pero como cabeza de proyecto del programa SLV, la CONAE servirá como foco central del gobierno argentino. 

El Departamento de Estado contestó un mes más tarde que aceptaba la promesa argentina de aceptar que el desarrollo de su cohete sea supervisado por Estados Unidos. EL cable, fechado 3 de septiembre del 2008 instruía a la embajada a transmitir la aceptación del acuerdo por parte de Washington, más algunas precisiones sobre cómo se podría llevar adelante la supervisión.

Se solicita a la Embajada Buenos Aires que transmita lo siguiente al director de la CONAE Varotto y a las autoridades correspondientes de la cancillería argentina: --- Estados Unidos valora y agradece que Argentina acepte ofrecer una total transparencia en su programa SLV, incluidas las consultas anuales sobre el estado del programa y la importaciones / exportaciones vinculadas al programa, además de la opción de las visitas periódicas. ---A Estados Unidos le agradaría recibir un "informe de situación" del programa SLV de Argentina y estaría dispuesta a acoger una reunión a tal efecto en Washington, DC a finales de enero o principios de febrero de 2009. --- Estados Unidos visualiza consultas anuales entre Estados Unidos y Argentina sobre el programa SLV, en reuniones de medio día o de un día, que se celebrarían en una fecha mutuamente convenida cada año y que estas discusiones se llevarían a cabo, ya sea en Washington o en Buenos Aires (el lugar se alternaría). Lo ideal sería que la primera de esas consultas se lleve a cabo en Buenos Aires, entre mayo y julio del 2009.

En enero del 2009 el acuerdo seguía viento en popa. Un cable del Departamento de Estado le pedía a la embajada que contacte a Mariotto para arreglar una presentación en la capital estadounidense del plan argentino para hacer el cohete.

Solicitamos que la Embajada en Buenos Aires transmita al director de la CONAE Varotto y otros funcionarios de Argentina involucrados en el tema, el interés de Estados Unidos en recibir un informe de “estado de situación” del programa SLV argentino, tal como se ha acordado. También le pedimos a la embajada que averigüe si funcionarios argentinos estarían dispuestos a reunirse en Washington DC el 19 o el 20 de febrero, y si prefieren empezar la reunión a las 9:30 de la mañana o a las 2 de la tarde. Como alternativa proponemos el 27 de febrero para la presentación del informe. Si ninguna de esas fechas le sirve al gobierno de Argentina, la embajada le debería pedir a los funcionarios argentinos que propongan fechas alternativas, incluso en marzo. NOTA: Funcionarios estadounidenses no estarán disponibles en la semana del 9 de fe3brero. FIN DE NOTA. Una vez que hayamos acordado una fecha le daremos al gobierno de Argentina una lista de participantes de Estados Unidos para coordinar la logística. 

El ultimo cable de la serie es de diciembre del 2009 y marca un quiebre con los demás. Argentina estaba por lanzar un cohete fabricado por los militares y ya no ocultaba su intención de construir un misil. Varotto trató de explicarle a los norteamericanos que se trataba de un emprendimiento separado del suyo. Destacó que el cohete de los militares funcionaría con combustible sólido (una vez encendido, el motor no se puede apagar) mientras que el suyo funcionaría con combustible líquido. Afirmó taxativamente que él no tiene nada que ver con los militares, pero confesó que fue invitado al lanzamiento. Según dijo Varotto, no aceptó ir al lanzamiento pero le pidió a los militares que prueben un componente del cohete de la CONAE en el cohete militar para ver si funcionaba a gran altitud. Nada de colaboración: apenas una gauchada de los militares, intentó explicar.

Varotto también informó al Consejero de Educación, Ciencia, Tecnología y Salud de la embajada sobre el lanzamiento previsto el 17 de diciembre de un cohete sonda construido por la agencia de investigaciones del Ministerio de Defensa, CITEFA. Señaló que había recibido una invitación de CITEFA para asistir al lanzamiento, que erróneamente se promocionaba como parte del programa SLV. Varotto dijo que había escrito a CITEFA para protestar por esta caracterización y declinar la invitación al lanzamiento. Explicó que la CONAE sólo le había pedido a CITEFA que permita que la CONAE coloque equipos de dirección en el cohete sonda con el fin de probar el equipo a gran altura, nada más. De ninguna manera está cooperando CITEFA con la CONAE en el desarrollo del SLV, subrayó. Varotto estaba preocupado por lo que podría ser percibido como una "militarización" de un programa puramente civil como es el desarrollo del SLV de la CONAE. Reiteró su pleno compromiso con la transparencia y quería asegurarse de que Washington estuviera informado. Creía que CITEFA había entendido mal el alcance de su cooperación con la CONAE. "No tenemos ningún acuerdo por escrito para cooperar con CITEFA en el vehículo de lanzamiento espacial", dijo Varotto ", “y no tiene sentido para nosotros que lo hagamos." Explicó que el SLV está diseñado como un lanzador de combustible líquido, mientras CITEFA solo maneja cohetes de combustible sólido. 

Según el cable, Varotto contó que estaba preocupado porque el ministro de Planificación, Julio De Vido estaba negociando fabricar misiles de corto alcance con la firma francesa Dessault y porque funcionarios de Fabricaciones Militares habían estado visitando el centro espacial en Falda del Carmen como avanzada de un proyecto para fabricar el misil en el mismo lugar donde la CONAE fabricaba el cohete satelital, combinando ambos programas. (Fabricaciones Militares pasaría del ámbito del ministerio de Planificación al de Defensa en junio de 2013). Antes de denunciar la injerencia de De Vido, Varotto pidió a los estadounidenses que no digan nada de lo que estaba por contar:

Tras solicitar confidencialidad, Varotto compartió un problema "grave" que creía que podría afectar al programa SLV de la CONA. Dijo que el fabricante de equipos militares francés militar francés Dassault se había contactado con Fabricaciones Militares (una empresa estatal bajo la esfera del ministro de Planificación De Vido) para explorar la posibilidad de renovar viejos cohetes militares argentinas de combustibles sólidos de corto alcance (30-40 km), para venderlos en la región. Funcionarios de Fabricaciones Militares habían visitado el Centro Espacial de la CONAE en Córdoba, donde el SLV se está desarrollando. Varotto dijo que más tarde se enteró de que el motivo de la visita fue que el Ministerio de Planificación está considerando el uso de algunas de las instalaciones y la maquinaria para la fabricación de cohetes de combustible sólido de la CONAE. 

Varotto les contó a los diplomáticos estadounidenses que para detener la "militarización del proyecto de la CONAE había acudido al entonces canciller Jorge Taiana, ya que en el organigrama del gobierno, la CONAE dependía del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Varotto dijo que se comunicó inmediatamente con el canciller Taiana (el jefe titular del programa espacial de Argentina) para indicar de manera inequívoca que la CONAE se opone totalmente a cualquier uso militar de sus instalaciones. "Esto significaría el fin del programa SLV para la Argentina", subrayó. "Alguien tendría que asumir la responsabilidad por esto".  

 La disputa por independencia de la CONAE había derivado en una interna ministerial entre Taiana, por un lado y De Vido y la entonces Ministra de Defensa Nilda Garre por el otro, Varotto le informó a la embajada.

Si bien parece que al final Dassault decidió negociar con los brasileños en lugar de los argentinos, Varotto dijo que Fabricaciones Militares está considerando llevar adelante su propio proyecto de cohetes de fabricación para el uso de los militares argentinos y para vender a militares en la región. Dijo que el ministro de Planificación, Julio De Vido está impulsando esta idea para reequipar completamente el centro espacial de la CONAE para fabricar cohetes militares. La situación ha escalado en una confrontación entre el Ministro de Relaciones Exteriores Taiana contra el Ministro de Planificación De Vido y la Ministra de Defensa Nilda Garré, dijo Varotto. Añadió que había pedido al canciller Taiana que presente una apelación personal  a la Presidenta. "Es una cuestión existencial para nosotros", dijo, "por eso apelo a la Presidenta." Varotto insistió en que "compartir nuestro centro espacial civil con la fabricación militar significaría el final de nuestro programa de SLV." Hizo hincapié en que la CONAE se opone completamente a que los dos proyectos convivan dentro del mismo centro. Además, dijo, el centro espacial está totalmente centrado en el desarrollo de los propulsores de combustible líquido y no está equipado para la fabricación a gran escala de los cohetes de combustible sólido.

El comentario final del cable firmado por la entonces embajadora Vilma Soccorro Martínez, muestra a un Varotto buscando salvar su “credibilidad” después de haber prometido en reiteradas oportunidades que el cohete que Argentina buscaba desarrollar tenía fines pacíficos. Ahora debía explicar que en Villa María, a 170 kilómetros al sur del centro espacial de Falda del Carmen, los militares argentinos estaban desarrollando otro cohete, pero con fines bélicos. Y además debía convencer a los estadounidenses de que los dos cohetes no tenían nada que ver, a pesar de que los militares hacían un seguimiento in situ del cohete de la CONAE, y la CONAE probaba su instrumental en el cohete de los militares. El cable destaca la relación de años de cooperación entre la CONAE de Varotto y la NASA, la agencia espacial estadounidense. Es en función de esa larga y estrecha relación que el cable finaliza dándole a Varotto el beneficio de la duda.

Comentario: Varotto estaba claramente preocupado por el daño a su credibilidad, e insistió en que se transmita a Washington su compromiso inquebrantable con la plena transparencia. El programa espacial de Argentina implica mucho más que el proyecto SLV, y CONAE ha tenido durante muchos años una cooperación muy productiva con la NASA en el diseño y la construcción de satélites (el más reciente, el SAC-D, será lanzado desde California a finales de 2010.) Varotto no quiere que rumores de un posible uso militar de su centro espacial ponga en peligro la cooperación espacial con los Estados Unidos. Al final, él confía en que CFK mantendrá el enfoque civil de larga data de la investigación espacial y dejará que CONAE mantenga el uso exclusivo de su centro espacial en Córdoba. Fin de comentario. MARTINEZ

Desde entonces, en los papeles, los dos proyectos de cohete avanzan por carriles separados. La CONAE mantuvo el control exclusivo del centro espacial en Falda del Carmen, pero sufrió demoras por problemas presupuestarios mientras el gobierno priorizaba el trabajo de CITEFA, que en julio de 2011 lanzó en La Rioja el cohete Gradicom 2, prototipo de un cohete de "aplicación dual" (militar y civil) que a futuro pueda usarse como misil,  según la explica propia CITEFA, en su página web.

Aunque la finalización  de la filtración de Wikileaks no permite conocer los intercambios más recientes, es razonable suponer que la decisión del gobierno de Cristina Kirchner de reconocer el componente bélico de su programa aeroespacial habría inhibido la colaboración de la NASA con la Argentina. Sin embargo, un mes antes del lanzamiento del Gradicom II la NASA puso en órbita un satélite de observación fabricado por la CONAE.

En noviembre del 2013 el sueño de Varotto  volvió a cobrar impulso. Fue cuando el gobierno transfirió a la CONAE del ámbito de Cancillería al del Ministerio de Planificación, a la vez que duplicaba el presupuesto de la agencia. Con fondos frescos (dos mil millones de pesos presupuestados para los próximos dos años) y liberada del tutelaje del Departamento de Estado, la CONAE retomó el proyecto a toda máquina. Esta semana se probó el primer prototipo del cohete desde la base naval de Punta Indio y se anunció que el Tronador II estaría listo para despegar a fines del 2015.

"El plan Nacional Satelital también incluyó la recuperación de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), organismo que había sufrido el desmantelamiento de la década del '90 estableciéndose su pase bajo la esfera del Ministerio de Planeamiento Federal, Inversión Pública y Servicios. Nuestra cartera designó el incremento de su presupuesto para así potenciar su acción de campo", escribió De Vido este domingo en el suplemento especial "Soberanía y desarrollo tecnológico" del diario Página/12.

Los tiempos cambian.  De Vido y los militares ya no representan una amenaza para el cohete de Varotto, ahora son sus salvadores. El 13 de noviembre de 2013  Varotto condujo a un grupo de periodistas en un tour del hangar de la base militar de la Armada donde se hacen los ensayos del el cohete. De Vido también iba a participar, pero su helicóptero no pudo despegar de Buenos Aires por la lluvia.

Los tiempos cambian. Los misiles se disfrazan de cohetes lanza-satélites, después desaparecen, después resurgen los lanza-satélites, después reaparecen los misiles y después se reactivan otra vez los lanza-satélites pero esta vez sin la NASA y con los militares, que ya no disimulan sus planes para hacer misiles.
Todo pasa en el espacio argentino. Todo, menos Varotto.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Drones en América - Por Santiago O`Donnell



Drones por acá, drones por allá. Cada vez más drones. Drones que espían, drones que buchonean, drones que pueden matar. Drones buenos también, drones que estudian volcanes y drones que ayudan con la agricultura. Drones secretos producidos en silencio por empresas privadas y fábricas militares en Argentina, Brasil, Costa Rica o Trinidad y Tobago. Drones en América Latina.

 Aviones no tripulados. Pueden ser del tamaño de una avioneta, o pequeños artefactos que caben dentro de una mochila. Todavía no los vemos, pero se reproducen a ritmo endemoniado. Así, más temprano que tarde formarán parte de nuestro campo visual, como un pájaro o una nube. O, mejor dicho, como una plaga de langostas, ya que los drones son peligrosos, se multiplican rápido y nadie los controla.
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Ayer viernes un grupo de académicos y expertos en derechos humanos presentó el problema ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en la sede de ese organismo en Washington D.C. Se trata de la primera audiencia pública que la comisión le dedica a tema. Y eso que desde el 2004, y por orden presidencial, Estados Unidos viene usando drones para realizar ejecuciones extrajudiciales de presuntos terroristas en Pakistán. Desde entonces al menos catorce países del continente americano, además de Estados Unidos, han anunciado programas para contar con drones.

 Pero según un relevamiento de la fundación Socios de Robert F. Kennedy por los Derechos Humanos, la región no está preparada. Salvo en Estados Unidos, Canadá y Brasil, prácticamente no existen leyes ni regulaciones en el continente para controlar el uso de aviones no tripulados. Además, "los programas de drones en Latinoamérica los manejan los ejércitos y sabemos que los ejércitos de la región no tienen buenos antecedentes en lo que hace al respeto por los derechos humanos," explica Santiago Cantón, director de la fundación.

 Cantón está al teléfono desde la capital estadounidense horas antes de prestar testimonio ante la CIDH, la misma entidad que lo tuvo como director ejecutivo durante once años hasta diciembre del 2012. Lo acompañaron en una presentación conjunta Rut Diamint, Profesora de Seguridad Internacional del Departamento de Ciencias Políticas y Estudios Internacionales Universidad Torcuato Di Tella; Stephan Sonnenberg de la Clínica de Derechos Humanos de la Universidad de Stanford, y Jay Stanley, coordinador del Proyecto de Privacidad y Tecnología de la Asociación Americana por los Derechos Civiles (ACLU en inglés).

Lo acompañaron también, en un sentido más amplio, la publicación este mes de cuatro informes sobre drones. Dos de esos informes llevan la firma de relatores de Naciones Unidas: Christof Heynes, de Ejecuciones Extrajudiciales, Sumarias o Arbitrarias, y Ben Emmerson de Lucha Antiterrorista y Derechos Humanos. Los otros dos vienen con el sello de reconocidas organizaciones internacionales defensoras de los derechos humanos: Amnistía International y Human Rights Watch. La sociedad civil parece haber despertado toda junta y al mismo tiempo al peligro que acecha desde el cielo.

En el caso de la CIDH, hay dos temas que encara por primera vez esta semana. Uno es el uso de drones en las matanzas extrajudiciales que Estados Unidos realiza en la llamada Guerra al Terrorismo. El otro tema es la propagación descontrolada de tecnología de drones en la región.

Con respecto al primer tema, Estados Unidos es el principal sostén financiero de la CIDH a través de la Organización de Estados Americanos. El poder coercitivo de la CIDH con respecto a su principal patrocinante es muy relativo. Estados Unidos no firmó la llamada Carta de Derechos Humanos y no reconoce a la Corte Interamericana de Derechos Humanos de Costa Rica, donde la CIDH actúa como fiscal. Sin embargo, Estados Unidos forma parte del sistema interamericano como firmante de la Convención Interamericana de Derechos Humanos. Por lo tanto está al alcance de las medidas cautelares de la CIDH, aunque rara vez las cumpla. La CIDH fue el primer organismo internacional en dictar una medida cautelar en favor de los prisioneros de Guantánamo. Las cárceles en territorio estadounidenses también han recibido numerosas medidas cautelares de CIDH. Cantón dice que hoy día hay más personal de la Fuerza Aérea en Estados Unidos que se está entrenando para manejar drones que para pilotear aviones. "No hay transparencia en el uso de drones en operaciones antiterroristas y existen serias dudas de que esas operaciones respeten el derecho internacional," dice Cantón. "Tampoco queda claro que el argumento de que los drones evitan muertes civiles sea válido. El informe de Amnistía Internacional demuestra que en Pakistán murieron muchos más civiles de los que el gobierno de Estaods Unidos había informado".

Con respecto al segundo tema, el de los drones en América Latina, es muy difícil saber quién los tiene y para qué se usan, dice el experto de la fundación Robert F. Kennedy. "En términos de tecnología, la diferencia es mínima entre un dron que lleva un arma y un dron que lleva un cámara," acota. En América Latina, dice Cantón, hay empresas privadas que fabrican drones, pero no hay ningún control ni información para saber a quién le venden sus productos y tecnología. Podría ser la guerrilla en Colombia, o los cárteles en México, o bandas de delincuentes en el conurbano de cualquier gran ciudad. O patrullas parapoliciales o escuadrones militares. Sin un control efectivo, es sólo cuestión de tiempo.

"Nuestro primer objetivo es plantear el tema, que la CIDH le diga a los estados lo importante que es la transparencia en esto, tomar los recaudos necesarios en el uso de drones para temas de seguridad," dijo el experto. "¿Está bien que se usen drones para filmar protestas? En caso de ser así, ¿debería autorizarlo un juez? Aunque los ejércitos y policías de la región todavía no se usen los drones con armamento, hay un derecho a la privacidad que los estados deben respetar en todo lo que tiene que ver con tareas de vigilancia".

 Cuenta Cantón que no fue fácil juntar datos sobre drones en la región, y que no es mucho lo que pudo averiguar. Pero los datos que juntó impresionan.

Argentina fabrica drones, tanto en instituciones militares como en empresas privadas. Brasil también, y además compra drones de Estados Unidos. Los usa para vigilancia en la frontera y en grandes ciudades. Empresas de ese país fabrican drones desde el 2005. Bolivia acaba de comprarle drones a Brasil para vigilar campos de coca ilegal. Chile tiene drones israelíes que usa para vigilar fronteras. Uruguay acaba de lanzar un programa de drones para tener cobertura en todo el país, para usos agrícolas. Ecuador tiene drones vigilando la frontera con Colombia. Trinidad y Tobago usa drones con cámaras para vigilar el tráfico de drogas. Costa Rica, para estudiar volcanes y Belice para estudios arqueológicos. Colombia utiliza drones estadounidenses contra la guerrilla y México hace lo mismo en su guerra antinarco. En México y Colombia, países en que la lucha "antiterrorista" se ha militarizado, es posible que Estados Unidos haya utilizado drones armados.

 "Se trata de una tecnología nueva, que puede tener aplicaciones maravillosas, pero mal usada puede ser muy peligrosa," dice Cantón. "Por eso hay que empezar a ponerle límites desde el derecho."