De todas las críticas hacia Néstor y Cristina Kirchner emitidas por una gran cantidad y variedad de políticos, empresarios y diplomáticos, que por diferentes motivos y en distintos momentos pasaron por la embajada estadounidense entre mediados de 2004 y principios de 2010, en los cables fi ltrados por Wikileaks nadie se despacha con más saña contra el matrimonio presidencial que el ex jefe de Gabinete y actual intendente de Tigre, Sergio Massa.
Acaso sus descalificaciones hacia la Presidenta y el fallecido ex presidente, reveladas hace unos meses por el diario El País de España, podrían atribuirse a un mal día del entonces flamante ex funcionario. Sin embargo, otro cable filtrado por Wikileaks sugiere que, aun mientras estaba en funciones, Massa no ocultaba el profundo malestar que le causaba el gobierno del que formaba parte, y lo compartía abiertamente con su equipo de trabajo. El despacho cuenta cómo un asesor de Massa, Jorge O’Reilly, defenestró al gobierno delante de una delegación de inversores y de un diplomático estadounidense. Lo que más llamó la atención al autor del cable fue el lugar elegido para ensayar esas críticas, ya que O’Reilly las formuló en su propia oficina de la Casa Rosada.
O’Reilly es un importante empresario inmobiliario de la zona norte, ex rugbier del Club Atlético San Isidro (CASI) y numerario del Opus Dei, que fue llevado al gobierno nacional por Massa como asesor ad honorem durante su paso por la jefatura de Gabinete entre junio de 2008 y julio de 2009.
Según el cable de la reunión de O’Reilly con los estadounidenses, el asesor de Massa predijo un horizonte de devaluación, recesión y fuga masiva de capitales para ese año 2009, escenario que no se materializó, contradiciendo las predicciones optimistas del gobierno. El entonces representante del gobierno opinó también que en la Argentina no había seguridad jurídica.
En respuesta a preguntas de inversores sobre los pasos que debe tomar el gobierno de la Argentina para atraer nuevos fondos para sostener la inversión en infraestructura primaria, O’Reilly dijo que para crear un buen clima de negocios en la Argentina no hace falta ser un científico de la NASA. La Argentina necesita seguridad jurídica, regulatoria y legislativa, opinó.
O’Reilly dijo que el gobierno permite o impulsa “manipulaciones cortoplacistas”, cuestión que él y Massa querían arreglar. Señaló además que estaba a favor de un ajuste en las tarifas de los servicios públicos, cosa que hasta el día de hoy no ocurrió.
Algunos de nosotros, incluyendo al ministro Massa, estamos trabajando para corregir las manipulaciones “cortoplacistas” en las políticas regulatorias e impositivas, dijo O’Reilly. La Argentina necesita ajustar las tarifas de los servicios públicos a niveles “racionales”, dijo.
El funcionario rescató algunos sectores en los que, a su criterio, exisitían oportunidades para invertir. De paso advirtió que el gobierno había intentado “destruir” el sector agrícola, y abogó por un aumento en el precio de los combustibles.
Sin embargo, O’Reilly destacó que varios sectores ofrecen oportunidades en la Argentina que podrían ser atractivas para los inversores. Aunque “hemos hecho todo lo que pudimos por destruir el sector agrícola”, dijo que ve prometedores a los sectores de bienes raíces, turismo, tecnología, servicios de call center, y energía, una vez que los precios locales de los hidrocarburos se equilibren con los niveles globales.
Las afirmaciones de O’Reilly llamaron tanto la atención del diplomático presente que una nueva reunión fue programada entre el funcionario y el equipo económico de la embajada, dice el cable. En esa reunión, O’Reilly relató que él y Massa tenían los días contados en el gobierno.
En una reunión privada de seguimiento con los consejeros económicos (de la embajada), O’Reilly habló de la frustración del jefe de Gabinete, Massa, por no haber tenido éxito en su intento de “hacer entrar en razón a otros en el gobierno de Kirchner” sobre la necesidad de declarar y sostener una mezcla racional de políticas económicas. Admitió que tanto él como Massa no durarían mucho en el gobierno y dijo que Massa espera volver a su cargo de intendente del suburbio bonaerense de Tigre.
Al final del cable, a modo de conclusión, el autor destaca la sorpresa que le causó a la embajada escuchar a funcionarios criticar a su propio gobierno delante de extranjeros en la mismísima Casa Rosada.
En la previa a las elecciones legislativas del 28 de junio, el gobierno de Kirchner ha cerrado filas —rápidamente, y muchas veces con brusquedad— disciplinando a funcionarios del gobierno de la Argentina que se apartan de la línea ofi cial sobre la inflación (bajo control), pobreza (en declive), crecimiento económico (en línea con pronósticos anteriores), y la fuente de los problemas económicos (la crisis financiera global provocada por los Estados Unidos y otros países desarrollados). Hay pocos disidentes dentro del gobierno de la Argentina que resistan. O’Reilly, un magnate inmobiliario conservador que aterrizó en la Casa Rosada por su relación cercana con Massa, es la prueba número uno. Para empezar, él nunca creyó en la línea oficial y lo hemos escuchado fustigar a los Kirchner en otras ocasiones. Lo que es llamativo, sin embargo, es que se sintió cómodo condenando las políticas del gobierno de Kirchner puertas adentro de la Casa Rosada, y que invitó a la embajada a que mandara alguien a escucharlo. Es la indicación más reciente del distanciamiento de su jefe con el matrimonio presidencial y su inminente partida del gobierno.
Massa se alejaría del gobierno en julio de 2009 durante un recambio de Gabinete tras la derrota en las elecciones legislativas, que incluyó además a los ministros de Economía y de Justicia. En esa elección, Massa presentó una candidatura testimonial en la lista de diputados por la provincia de Buenos Aires, pero la pobre performance de la boleta oficialista en el distrito de Tigre aumentó el recelo de la pareja presidencial y selló el destino del jefe de Gabinete.
Cuatro meses después de renunciar, Massa cenó con la embajadora Vilma Socorro Martínez en la casa de O’Reilly. Fue allí donde el intendente de Tigre descargó todo su rencor hacia la pareja presidencial.
“Massa dijo que los Kirchner no tenían probabilidades de capturar la presidencia en 2011. Cuando se le pidió que estimara las chances, Massa contestó ‘cero’”, arrancó el intendente
Massa fue despiadado en sus críticas a la pareja presidencial, especialmente a Néstor. Aunque ninguneó los informes de prensa que decían que él y Kirchner se habían agarrado a las trompadas en el cuartel de campaña en la madrugada previa a la derrota en las elecciones de mitad de período, en junio pasado, llamó a Néstor “psicópata” y “cobarde”, y dijo que su actitud de matón en la política esconde una profunda sensación de inseguridad e inferioridad. (La esposa de Massa se alarmó a tal punto por estos comentarios desinhibidos que él le pidió a ella que “dejara de ponerle caras”.) Massa cuestionó el argumento de que Néstor merecía crédito por ser un táctico magistral, describiendo al ex presidente como un torpe tan convencido de su propia brillantez que seguramente continuaría cometiendo errores...Dijo que Néstor no se podía relacionar con otros fuera del estrecho foco de sus propias ambiciones políticas: “Kirchner no es un genio perverso”, concluyó Massa. “Sólo es un perverso.”
Continuó el intendente:
Massa describió sus doce meses en la jefatura de Gabinete como un parto, que pasó luchando para manejarse con un primer marido controlador y una presidenta “sumisa y distante […] que estaría mucho mejor sin Néstor que con él”.
Acaso sus descalificaciones hacia la Presidenta y el fallecido ex presidente, reveladas hace unos meses por el diario El País de España, podrían atribuirse a un mal día del entonces flamante ex funcionario. Sin embargo, otro cable filtrado por Wikileaks sugiere que, aun mientras estaba en funciones, Massa no ocultaba el profundo malestar que le causaba el gobierno del que formaba parte, y lo compartía abiertamente con su equipo de trabajo. El despacho cuenta cómo un asesor de Massa, Jorge O’Reilly, defenestró al gobierno delante de una delegación de inversores y de un diplomático estadounidense. Lo que más llamó la atención al autor del cable fue el lugar elegido para ensayar esas críticas, ya que O’Reilly las formuló en su propia oficina de la Casa Rosada.
O’Reilly es un importante empresario inmobiliario de la zona norte, ex rugbier del Club Atlético San Isidro (CASI) y numerario del Opus Dei, que fue llevado al gobierno nacional por Massa como asesor ad honorem durante su paso por la jefatura de Gabinete entre junio de 2008 y julio de 2009.
Según el cable de la reunión de O’Reilly con los estadounidenses, el asesor de Massa predijo un horizonte de devaluación, recesión y fuga masiva de capitales para ese año 2009, escenario que no se materializó, contradiciendo las predicciones optimistas del gobierno. El entonces representante del gobierno opinó también que en la Argentina no había seguridad jurídica.
En respuesta a preguntas de inversores sobre los pasos que debe tomar el gobierno de la Argentina para atraer nuevos fondos para sostener la inversión en infraestructura primaria, O’Reilly dijo que para crear un buen clima de negocios en la Argentina no hace falta ser un científico de la NASA. La Argentina necesita seguridad jurídica, regulatoria y legislativa, opinó.
O’Reilly dijo que el gobierno permite o impulsa “manipulaciones cortoplacistas”, cuestión que él y Massa querían arreglar. Señaló además que estaba a favor de un ajuste en las tarifas de los servicios públicos, cosa que hasta el día de hoy no ocurrió.
Algunos de nosotros, incluyendo al ministro Massa, estamos trabajando para corregir las manipulaciones “cortoplacistas” en las políticas regulatorias e impositivas, dijo O’Reilly. La Argentina necesita ajustar las tarifas de los servicios públicos a niveles “racionales”, dijo.
El funcionario rescató algunos sectores en los que, a su criterio, exisitían oportunidades para invertir. De paso advirtió que el gobierno había intentado “destruir” el sector agrícola, y abogó por un aumento en el precio de los combustibles.
Sin embargo, O’Reilly destacó que varios sectores ofrecen oportunidades en la Argentina que podrían ser atractivas para los inversores. Aunque “hemos hecho todo lo que pudimos por destruir el sector agrícola”, dijo que ve prometedores a los sectores de bienes raíces, turismo, tecnología, servicios de call center, y energía, una vez que los precios locales de los hidrocarburos se equilibren con los niveles globales.
Las afirmaciones de O’Reilly llamaron tanto la atención del diplomático presente que una nueva reunión fue programada entre el funcionario y el equipo económico de la embajada, dice el cable. En esa reunión, O’Reilly relató que él y Massa tenían los días contados en el gobierno.
En una reunión privada de seguimiento con los consejeros económicos (de la embajada), O’Reilly habló de la frustración del jefe de Gabinete, Massa, por no haber tenido éxito en su intento de “hacer entrar en razón a otros en el gobierno de Kirchner” sobre la necesidad de declarar y sostener una mezcla racional de políticas económicas. Admitió que tanto él como Massa no durarían mucho en el gobierno y dijo que Massa espera volver a su cargo de intendente del suburbio bonaerense de Tigre.
Al final del cable, a modo de conclusión, el autor destaca la sorpresa que le causó a la embajada escuchar a funcionarios criticar a su propio gobierno delante de extranjeros en la mismísima Casa Rosada.
En la previa a las elecciones legislativas del 28 de junio, el gobierno de Kirchner ha cerrado filas —rápidamente, y muchas veces con brusquedad— disciplinando a funcionarios del gobierno de la Argentina que se apartan de la línea ofi cial sobre la inflación (bajo control), pobreza (en declive), crecimiento económico (en línea con pronósticos anteriores), y la fuente de los problemas económicos (la crisis financiera global provocada por los Estados Unidos y otros países desarrollados). Hay pocos disidentes dentro del gobierno de la Argentina que resistan. O’Reilly, un magnate inmobiliario conservador que aterrizó en la Casa Rosada por su relación cercana con Massa, es la prueba número uno. Para empezar, él nunca creyó en la línea oficial y lo hemos escuchado fustigar a los Kirchner en otras ocasiones. Lo que es llamativo, sin embargo, es que se sintió cómodo condenando las políticas del gobierno de Kirchner puertas adentro de la Casa Rosada, y que invitó a la embajada a que mandara alguien a escucharlo. Es la indicación más reciente del distanciamiento de su jefe con el matrimonio presidencial y su inminente partida del gobierno.
Massa se alejaría del gobierno en julio de 2009 durante un recambio de Gabinete tras la derrota en las elecciones legislativas, que incluyó además a los ministros de Economía y de Justicia. En esa elección, Massa presentó una candidatura testimonial en la lista de diputados por la provincia de Buenos Aires, pero la pobre performance de la boleta oficialista en el distrito de Tigre aumentó el recelo de la pareja presidencial y selló el destino del jefe de Gabinete.
Cuatro meses después de renunciar, Massa cenó con la embajadora Vilma Socorro Martínez en la casa de O’Reilly. Fue allí donde el intendente de Tigre descargó todo su rencor hacia la pareja presidencial.
“Massa dijo que los Kirchner no tenían probabilidades de capturar la presidencia en 2011. Cuando se le pidió que estimara las chances, Massa contestó ‘cero’”, arrancó el intendente
Massa fue despiadado en sus críticas a la pareja presidencial, especialmente a Néstor. Aunque ninguneó los informes de prensa que decían que él y Kirchner se habían agarrado a las trompadas en el cuartel de campaña en la madrugada previa a la derrota en las elecciones de mitad de período, en junio pasado, llamó a Néstor “psicópata” y “cobarde”, y dijo que su actitud de matón en la política esconde una profunda sensación de inseguridad e inferioridad. (La esposa de Massa se alarmó a tal punto por estos comentarios desinhibidos que él le pidió a ella que “dejara de ponerle caras”.) Massa cuestionó el argumento de que Néstor merecía crédito por ser un táctico magistral, describiendo al ex presidente como un torpe tan convencido de su propia brillantez que seguramente continuaría cometiendo errores...Dijo que Néstor no se podía relacionar con otros fuera del estrecho foco de sus propias ambiciones políticas: “Kirchner no es un genio perverso”, concluyó Massa. “Sólo es un perverso.”
Continuó el intendente:
Massa describió sus doce meses en la jefatura de Gabinete como un parto, que pasó luchando para manejarse con un primer marido controlador y una presidenta “sumisa y distante […] que estaría mucho mejor sin Néstor que con él”.