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lunes, 10 de marzo de 2025

 


La estafa de Trump

Por Santiago O´Donnell

 

El memecoin $Trump no pasa por su mejor momento. En su presentación ante el pleno de la cámara Alta de los Estados Unidos algunos días atrás, el senador democráta por Connecticut, Chris Murphy, no se anduvo con vueltas:

“El 17 Trump lanzó su meme coin. Este puede ser el más corrupto de sus actos porque, ¿qué es un meme coin? El meme coin es esencialmente un mecanismo por el cual oligarcas rusos o CEOs de corporaciones pueden literalmente mandar dinero de forma privada directamente a Donald Trump.  Nadie sabe quién compra este meme coin, pero Trump gana dinero de los compradores. Así que funciona como una cloaca abierta que permite a cualquiera que está intentando influenciar a la administración Trump poder canalizar fondos secretos a Donald Trump. Él se reserva el 80% de la moneda. Él espera para lanzar su parte hasta que el precio sube otra vez, lo cual significa que está esperando que la gente que quiere favores de él compre un montón de la moneda para inflar el precio así él lanza más moneda y gana más dinero. Es una forma de corrupción desagradable porque en esencia Trump está posteando su billetera virtual para que cualquiera pueda transferirle en secreto todo el dinero que quiera. Nunca antes habíamos visto que alguien que puede obtener un beneficio de la administración Trump, a través de la manipulación del meme coin, puede canalizar dinero directamente al presidente, y susurrar en su oído: ´Ese fui yo. Yo compré esa moneda que hizo saltar su valor y te permitió lanzar más moneda. Che, cuidame del otro lado del mostrador´.”

Parado delante de una pizarra escrita con una infografía que ilustraba no menos de 30 casos de presunta corrupción divididos por líneas de tiempo y encasillados en prolijos módulos cuadrados,  Murphy se despachó: “Esta Casa Blanca va en camino a convertirse en la más corrupta de la historia de Estados Unidos. Y solo porque lo hacen abiertamente delante de todo el mundo no significa que no sea corrupción. El presidente y sus amigos billionarios no deberían robarnos. No deberían usar su poder y su acceso al poder –su acceso a las palancas del gobierno—para torcer las reglas para favorecerse. Eso siempre estuvo mal. Sigue estando mal. Y no tenemos que aceptarlo.”

Murphy no está solo en su crítica del  meme coin $Trump. Diversos expertos en ética pública han denunciado el conflicto de interés entre el cargo público que el presidente ostenta y el interés privado detrás de un negocio que encima se destaca por su opacidad. Anthony Scaramucci , ex director de comunicaciones de la Casa Blanca durante la primera administración de Trump y actual inversor en criptomonedas, describió la moneda $Trump como " corrupción al nivel de Idi Amin " y agregó: "ahora cualquier persona en el mundo puede depositar dinero esencialmente en la cuenta bancaria del presidente de los EE. UU. con un par de clics".

La moneda meme de Trump se lanzó el 17 de enero de 2025, tres días antes de que Trump asumiera la presidencia de los Estados Unidos. La falta de un anuncio público inicialmente generó preocupaciones de que la criptomoneda fuera una estafa y pudiera no tener asociación con el presidente electo. Varias horas después, Trump anunció $TRUMP en sus cuentas de las redes sociales X y Truth.

 Después de su lanzamiento, su precio se disparó más del 300% de la noche a la mañana. En dos días, se convirtió en la 19.ª forma de criptomoneda más valiosa del mundo, con un valor comercial total de casi 13 mil millones de dólares y un total de 29 mil millones de dólares en transacciones basadas en un valor de 64 dólares de cada uno de los 200 millones de tokens emitidos hasta la tarde del 19 de enero. El diario The New York Times informó que el entorno de Trump controlaba 800 millones de tokens adicionales que, hipotéticamente, podrían valer más de 56 mil millones de dólares, lo que potencialmente convertiría a Trump en una de las personas más ricas del mundo con un patrimonio neto estimado de 63.8 mil millones de dólares.

Sin embargo, quienes invirtieron en Trump tienen buenas razones para sentirse estafados. Un análisis forense encargado por The New York Times concluyó que 813.294 billeteras perdieron U$S dos mil millones al negociar la moneda, mientras que la compañía del presidente y sus socios obtuvieron ganancias de alrededor de U$S 100 millones en tarifas comerciales. Según la revista Fortune, "menos de tres semanas después de su lanzamiento, la memecoin del presidente Donald Trump ha producido más perdedores que ganadores. Por cada dólar en tarifas comerciales que recaudaron los creadores de criptomonedas de Trump, los inversores perdieron 20".

Pero ni las denuncias de los expertos ni las pérdidas de los inversores han derivado en causas judiciales que comprometan al presidente. Se entiende. No solo por la dificultad en configurar un delito a partir de operaciones altamente especulativas dentro de un mercado prácticamente desprovisto de regulaciones. En Estados Unidos, de acuerdo a la Constitución, la justicia federal depende del Poder Ejecutivo. Esto es, la cabeza del Departamento (ministerio) de Justicia es la misma persona que encabeza el equipo de fiscales: el Fiscal General. O sea, el Fiscal General cumple la doble función de ministro de Justicia y jefe del Ministerio Público. Como tal, es nombrado por el presidente, tiene un asiento en el gabinete presidencial y es hombre de confianza del primer mandatario. Siempre ha sido así. Por caso, Robert Kennedy fue el Fiscal General de John F. Kennedy. La Fiscal General de Trump, Pam Bondi, lejos de ser la excepción, es una de las funcionarias que más agresivamente ha empujado la agenda de Trump, desde la mano dura con los migrantes indocumentados hasta la desregulación del Estado. Así como los fiscales dependen de Bondi y las órdenes que ésta reciba, lo mismo ocurre con el FBI, dependencia que pertenece orgánicamente al Departamento de Justicia que dirige la Fiscal General.

Los demás órganos regulatorios del estado que podrían mostar interés el meme coin de Trump tampoco parecen demasiado inclinados a hacerlo. La caza de brujas ideológica que el desregulador estrella Elon Musk lleva adelante en esas dependencias parece haber condicionado a sus conductores. Por caso, hace dos semanas La Securities and Exchange Comission (SEC), el equivalente a la Bolsa de Valores, lanzó un comunicado aclarando que no considera las memecoins como valores. La División de Finanzas Corporativas de la agencia señaló que las memecoins “no implican la oferta y venta de valores bajo las leyes federales de valores y son similares a coleccionables. Como tal, las personas que participen en la oferta y venta de memecoins no necesitan registrar sus transacciones con la Comisión.” Añadió que los compradores y poseedores de memecoins no estarían protegidos por las leyes de valores de EE. UU., pero señaló que la oferta y venta fraudulenta de memecoins “puede estar sujeta a acciones de cumplimiento o persecución por parte de otras agencias federales o estatales.”

En medio de una agenda mediática dominada por la guerra mundial de aranceles y las negociaciones por Ucrania y Medio Oriente, más allá de la ominosa advertencia del senador Murphy, nadie parece dispuesto a recoger el guante.